El Proyecto Maven de Google fue arriesgado desde sus inicios. Que una de las empresas tecnológicas más poderosas del mundo se implicara en un proyecto militar para mejorar la precisión de los ataques del Departamento de Defensa de Estados Unidos tenía demasiadas implicaciones éticas.
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Pero el viernes pasado Diane Greene, una alta ejecutiva de la compañía, declaró que la firma no renovará el contrato, el cual termina en marzo de 2019.
Y es que la polémica se había incrementado en los últimos meses. Más de 3.000 de sus empleados le pidieron en una carta abierta a principios de abril que se cancelara el proyecto.
En ella expresaban sus temores ante lo que consideraban el primer gran paso en el uso de la inteligencia artificial para fines letales:
"Creemos que Google no debería participar en el negocio de la guerra", aseguraban. También decían que esta iniciativa ignora la "responsabilidad ética y moral" . Y a mediados de mayo una docena empleados renunciaron en protesta por el proyecto Maven.
Parece ser que Google lo tuvo en cuenta, pues, según Greene, la empresa no extenderá su contrato a causa de las fuertes "reacciones", negativas para la empresa.