Fueron a comprar huevos y leche a una gasolinera y terminaron retenidas por un agente de la Patrulla Fronteriza durante más de media hora.
PUBLICIDAD
El "delito": hablar español.
El caso de Ana Suda y Mimi Hernández, dos mujeres estadounidenses que residen en Havre, Montana, cerca de la frontera de Estados Unidos con Canadá, se volvió viral tras la difusión de un video del incidente, ocurrido el pasado 16 de mayo.
Ese día por la noche, las dos amigas esperaban en la cola para pagar en una gasolinera de esa pequeña localidad cuando un agente de la Patrulla Fronteriza exigió ver su identificación.
Las dos mujeres supieron que la razón por las que se les ordenó que se identificaran fue que hablaban español "en un estado predominantemente angloparlante".
https://twitter.com/NBCNews/status/998709928683438080
Este incidente se suma a lo ocurrido la semana pasada con un abogado que increpó a los trabajadores de un restaurante de Nueva York por hablar español y hace que surja la pregunta de qué está pasando con quienes hablan este idioma en Estados Unidos.
PUBLICIDAD
¿Sesgo racial?
Tras tomar su identificación, el agente llevó a las mujeres al estacionamiento, donde tuvieron que esperar mientras hacía las comprobaciones necesarias.
Ana Suda le pidió al funcionario que se identificara y le advirtió que iba a grabar todo el encuentro con su teléfono celular, algo a lo que el agente, que se identificó como O’Neal, no se opuso.
En el video se ve cómo Suda le pregunta si las está juzgando por su apariencia.
"No tiene nada que ver con eso", responde. "Señora, la razón por la que le pedí su identificación es porque llegué y vi que estaban ustedes hablando español, lo cual no se oye mucho por aquí".
Las mujeres estuvieron retenidas unos 35 minutos antes de que les permitiera marchar.
Suda, que nació en El Paso, Texas, y vive en Montana con su esposo y su hija de 7 años, llevó su caso ante la Unión Estadounidense de las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) para evaluar si puede emprender acciones legales contra el agente.
La mujer asegura que el incidente ha hecho que se sienta incómoda hablando su propio idioma, además de hacerle pasar por la mala experiencia de ser retenida a la vista de todos, como si ella y su amiga hubieran hecho algo malo.
¿Un nuevo fenómeno?
El debate sobre qué idioma se debe hablar en Estados Unidos se viene desarrollando a lo largo de toda la historia del país, pero el auge de los teléfonos inteligentes y las redes sociales ha hecho que este tipo de choques, con las autoridades o con un extraño, sean más fáciles de grabar y denunciar.
Según datos del Buró Federal de Investigaciones (FBI), los incidentes contra latinos supusieron la mitad de todos los crímenes de odio por cuestiones raciales denunciados en EE.UU. desde 2004.
El Centro Legal para la Pobreza Sureña constató en 2008 que los crímenes de odio contra latinos estaban al alza desde 2003. El centro atribuyó entonces este ascenso a la visión negativa hacia la inmigración que cuajó durante la presidencia de George W. Bush.