"Cuando me descubrí homosexual me sentí muy raro. Pensé que era el único. Que era un monstruo. Como si tuviera dos cabezas y tres brazos. No quería salir a la calle. Tal vez podía esconder el brazo, pero no la segunda cabeza", explica Samantha Flores.
PUBLICIDAD
Esta una mujer transexual de 85 años habla de algo que pocos en México se plantean: ¿Cómo viven adultos mayores de la comunidad LGTB? (Lesbianas, gays, transexuales y bisexuales).
"El adulto mayor heterosexual está solo, abandonado, arrinconado y nadie le hace caso. Pero el adulto mayor de la comunidad LGTB es invisible. Nadie sabe que existimos", dice.
"Como tenemos complejo de culpa, nos separamos de nuestras familias para no ser criticados, juzgados, discriminados", cuenta.
Dice que los tiempos han cambiado mucho, que ahora en México hay mucha más aceptación de la diversidad sexual. Pero que ella, que creció en los años 50, vio una "inquisición a los grupos LGTB".