Su irrupción fue tan impactante, que pocos dudaban hace 25 años que Mónica Seles estaba llamada a convertirse en la mejor tenista de la historia.
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Pero por lo que ocurrió la tarde del 30 de abril de 1993 nunca se pudo saber si esa predicción habría sido una realidad.
Fue el momento en el que un hombre, descrito como bajo y fornido, medio calvo, se inclinó sobre la barrera de seguridad y de manera rápida apuñaló por la espalda a la entonces número uno del mundo durante un partido en Hamburgo.