El debate entre Rusia y las potencias occidentales sobre lo ocurrido en la ciudad siria de Duma sigue abierto tres semanas después del supuesto ataque con armas químicas que golpeó a esa localidad.
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El pasado sábado 7 de abril, equipos médicos y de rescate en Siria reportaron la muerte de al menos 40 personas por el efecto de químicos tóxicos supuestamente lanzados durante un ataque ejecutado por fuerzas leales al presidente Bashar al Asad.
Desde entonces, el gobierno sirio y Rusia, su principal aliado, han mantenido que el ataque con supuestas armas química se trató de "un montaje".
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Para sustentar su argumento las autoridades rusas acudieron el jueves a la sede de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) en La Haya (Holanda), donde defendieron su versión de los hechos.
Una versión disputada durante el evento por Reino Unido, Estados Unidos y Francia. El embajador francés en Holanda incluso llegó a calificar la exposición rusa como una "farsa obscena".
¿Qué mostraron allí?
Un ataque convencional
Para fundamentar su versión de los sucesos, Moscú trasladó hasta las oficinas de la OPAQ a 17 ciudadanos sirios.
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Entre ellos se incluían residentes de Duma, así como personal médico del único hospital que hay en esa ciudad, quienes -rodeados de funcionarios rusos y sirios- dijeron que no hubo un ataque con armas químicas.
Concretamente hubo un trabajador, que afirmó haber estado presente en el centro de salud, así como un médico de la sala de urgencias que dijeron que los síntomas presentados por los pacientes eran consistentes con la aspiración del humo y el polvo ocasionados por un bombardeo convencional.
Sin embargo, en varias entrevistas realizadas el día del ataque, cuatro médicos y otros empleados del hospital dijeron a la BBC que habían tratado a pacientes con síntomas consistentes con la exposición a cloro y posiblemente a agentes nerviosos.
Uno de los casos presentados por Rusia en la OPAQ fue el del niño Hassan Diab, de 11 años de edad, que fue grabado por activistas de la organización Cascos Blancos, un suerte de Defensa Civil que opera en las zonas controladas por la oposición siria, mientras era atendido en el hospital de Duma.
El menor relató que al escuchar gritos sobre un ataque corrió al hospital, donde fue lavado con agua. Su padre, quien le acompañó a La Haya, dijo que no creía que hubiera habido uso de sustancias químicas.
Las grabaciones en las que aparece Diab no daban la impresión de que él hubiera sido afectado por este tipo de tóxicos, pero en otras grabaciones que supuestamente fueron hechas en el lugar del ataque muestran a niños muertos y a adultos que presentan síntomas consistentes con el uso de armas químicas, incluyendo quemaduras en las córneas y espuma en la boca.