Cuando a Álvaro Conrado le preguntaron en su primer día de preescolar en el Colegio Loyola de Managua qué le gustaría ser de mayor, respondió "bombero o policía".
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Hace una semana, días después de cumplir 15 años murió de un disparo en el cuello en los disturbios entre estudiantes y policías. Era viernes 20 de abril, el tercer día de históricas protestas contra el gobierno de Daniel Ortega.
"Él desde pequeño quería ayudar y murió ayudando", dice su abuela, Luz Marina Orozco, al recordar aquél primer día de clases. El día que lo mataron su función era pasar agua a los estudiantes.
Un día antes, Conrado le preguntó a su padre del mismo nombre, qué pensaba de las reformas a la Seguridad Social que el gobierno estaba imponiendo. Y el padre le dijo que era una injusticia para los jubilados porque le arrebataban el 5% de su pensión.
Tres días antes el Seguro Social había anunciado que incrementaba el aporte de los trabajadores de 6.25% a 7%, entre otros aumentos a los empleadores.
Los estudiantes se rebelaron y salieron a protestar. También se sumaron a las protestas los barrios populares. Tras cinco días de movilizaciones por todo el país, el gobierno eliminó la medida y llamó a un diálogo nacional.