La reacción del entrenador del Real Madrid, Zinedine Zidane, lo dijo todo.
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Sus manos en la cabeza, con una mirada de incredulidad ante lo que habían vistos sus ojos, buscando testigos para confirmar lo que acaba de ocurrir sobre el campo.
Fue la misma expresión de asombro que hizo levantar de sus asientos a las más de 45.000 personas que abarrotaron el estadio de la Juventus en Turín y que se multiplicó frente a millones de televisores por todo el mundo.