A las ocho de la mañana, todo era una fiesta.
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Luces violeta cuasi de neón, azafatas repartiendo panfletos, una cantante entregada a la causa junto a bailarinas ataviadas con ropa de un blanco impoluto; y casi trescientas personas en pie, con los brazos en alto, al son de la música: "Quiero tu amor (…) lleno del espíritu santo".
Es domingo y la iglesia evangélica Portadores de su Gloria de Limón, una de las provincias de Costa Rica más humildes y cada vez más afectada por el narcotráfico, está de festejo. Y no sólo por el culto que hoy, como otros tantos días, celebra.
Uno de sus pastores, Eduardo Cruickshank, consiguió un puesto como diputado en el Congreso el pasado mes de enero y este domingo, en la segunda vuelta de las elecciones, un candidato evangélico compite por la presidencia: el cantante y líder religioso Fabricio Alvarado.
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"Esperamos el milagro el domingo. Esperamos que Dios les haya dado dirección", dice uno de los participantes de este alegre culto poco antes de pasar el micrófono al diputado recientemente elegido "por el pueblo de Limón y por Dios".
Los aplausos no dejan de retumbar en la enorme sala, perfectamente aclimatada para combatir la humedad y el sofocante calor que pesa sobre esta provincia costera.