Los "hijos búmeran", adultos que vuelven a vivir a casa de los padres después de haberse independizado, causan problemas y estrés a los progenitores, según un estudio publicado en la revista Social Science & Medicine.
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La investigación europea halló que, especialmente en los países nórdicos, los padres reportaron un deterioro en su calidad de vida cuando sus hijos adultos regresaban a un "nido vacío", un hogar en el que ya no había otros niños.
"Cuando los hijos dejan la casa parental, las relaciones maritales mejoran y los padres encuentran un nuevo equilibrio", explicó Marco Tosi, el autor del estudio, de la London School of Economics and Political Science de Reino Unido.
"Ellos disfrutan de esta etapa en la vida, encuentran nuevos pasatiempos y actividades. Y cuando los hijos adultos regresan para quedarse, hay una violación de ese equilibrio".
Pero los investigadores no encontraron efecto alguno cuando todavía había otros hermanos viviendo en la casa parental.
2% de las familias
El estudio analizó el bienestar de 99.000 padres de entre 50 y 75 años de 17 países europeos. De ellos, 1.070, un 2%, tenían un "hijo búmeran".
Para medir el bienestar de los papás los investigadores valoraron cuatro áreas de su vida: control, autonomía, placer y realización personal.