El sismo del viernes pasado estuvo muy lejos de ser tan destructivo en la Ciudad de México como el del pasado 19 de septiembre de 2017, a pesar de que los dos tuvieron magnitudes similares.
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El terremoto más reciente, que sacudió el centro y sur del país el pasado viernes 16 de febrero, fue de magnitud 7,2 y no causó ninguna víctima mortal ni derrumbó edificios en la capital, aunque sí provocó destrozos en la zona cercana al epicentro o cortes de luz.
El del 19 de septiembre de 2017, de magnitud 7,1, provocó más de 370 muertos sólo en la Ciudad de México, el derrumbe de decenas de edificaciones y daños en miles.
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¿A qué se debe la gran diferencia en destrozos que causaron ambos sismos?
Víctor Cruz-Atienza, jefe del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explica a BBC Mundo las dos principales razones: