Muchas veces se ha dicho que los latinos iban a cambiar la política estadounidense.
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No fueron pocos los que predijeron que el voto hispano por sí solo derrotaría a Donald Trump en 2016 y hoy reconocen su espectacular error de cálculo.
Sin embargo, una combinación inusual y fortuita de hechos de geografía, clima y política, centrada en el estado de Florida, tiene convencidos nuevamente a muchos que en 2018 y 2020 se sentirá con toda su fuerza la influencia de los hispanos en el destino político del país.
En los últimos cuatro meses, según cifras oficiales, han llegado a Florida más de 200.000 puertorriqueños que abandonaron la isla tras el huracán María y el ritmo glacial al que avanza la reconstrucción.
Todos llegan con su ciudadanía estadounidense en la mano y, en potencia, listos para votar.
Lo que le ha abierto los ojos y el apetito electoral a todas las corrientes políticas del estado.