En Reino Unido ya lo han calificado como un "escándalo extraordinario".
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Solo en ese país se estima que desde la década de los 70 unos 20.000 niños nacieron con discapacidad debido a su exposición intrauterina al valproato sódico, un medicamento para tratar la epilepsia, además del trastorno bipolar y la migraña.
En Francia un informe de 2017 de las autoridades de la salud relacionó directamente el medicamento con "malformaciones severas" en 4.100 niños.
Pero el medicamento, considerado muy eficaz para tratar la epilepsia, se receta desde hace cuatro décadas en un centenar de países del mundo, bajo distintos nombres comerciales como Epilim o Depakine, así como Chrono, Epilim Chronosphere, Episenta, Epival, Depakote y Depamide.
Tomarlo durante el embarazo aumenta el riesgo de que los bebés tengan malformaciones físicas, bajo coeficiente intelectual, dificultades de aprendizaje y autismo.
Y lo peor es que una investigación reciente apunta a un factor extremadamente preocupante: que esos problemas médicos se puedan pasar de generación en generación.
"Mis hijas no tienen una vida normal porque tomé esa medicina"
Muchas de las mujeres que usaron el medicamento durante el embarazo dicen que no las alertaron sobre el peligro.