Para muchos sería inconcebible someterse a una operación, aunque sea menor, sin anestesia. Imaginar los procedimientos quirúrgicos que se realizaron antes del siglo XIX, probablemente le dé escalofríos (y terror) a más de uno.
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Afortunadamente, en el siglo XXI, la anestesia está a disposición de los pacientes que tienen que someterse a una cirugía.
Curiosamente, y aunque a que se utiliza en millones de operaciones alrededor del mundo de manera regular, se desconoce con certeza cómo opera en el organismo y logra evitarnos el dolor.
Varios estudios muestran que la sustancia actúa en el sistema que regula el sueño en el cerebro y que, de cierta forma, es similar al funcionamiento de una píldora para dormir.
Pero son pocos los detalles que se tienen pese a que se trata de un procedimiento médico que se utiliza hace más de 150 años.
El problema es que tiene que ver con la conciencia -la pérdida de ella- que ha sido durante mucho tiempo uno de los grandes misterios de la vida.
Todos la experimentamos pero aún no entendemos como ese pequeño saco de gelatina que es nuestro cerebro toma datos brutos sobre el mundo y los transforma en la sensación de estar vivo.