La farmacia de Margaret Khawan en el centro de Barquisimeto está casi vacía. Lo poco de que dispone lo esparce por los estantes para aparentar que hay más productos.
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Entre los que faltan están los anticonceptivos. No recibe píldoras desde hace un año.
Todos los días gente se acerca a preguntar si llegaron. Y a todos les dice que no.
La gente se tiene que adaptar en una Venezuela cuya crisis económica se traduce, entre otras cosas, en falta de medicinas por la caída de las importaciones. El país trae del exterior casi todo lo que necesita.
"Normalmente solo los hombres compraban preservativos, pero ahora también los compran las mujeres porque no hay nada más", dice, "el precio de los preservativos ha aumentado un 200%".
Embarazos no planeados
En otra parte de la ciudad, situada en el centro-oeste de Venezuela, Darnellys Rodríguez sufre las consecuencias de esa escasez.
Tuvo a su primer hijo cuanto tenía 15 años. Luego tuvo al segundo. Esperaba que eso fuera todo, pero entonces quedó embarazada otra vez.
"Mi primera reacción fue llorar. Conseguir las píldoras anticonceptivas es realmente difícil. No hay y cuando las encuentras, no las puedo pagar", lamenta.