Regresa la tensión a la península coreana y esta vez el foco está en el Complejo Industrial de Kaesong (CIK), uno de los escasos proyectos de cooperación entre los históricos enemigos que a menudo es considerado como un indicador del estado de las relaciones entre los dos países.
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Seúl anunció su intención de suspender las operaciones en el complejo, algo que fue tomado por Pyongyang como "una declaración de guerra".
Corea del Norte respondió cortando dos líneas cruciales de comunicación con Corea del Sur diseñadas para distender situaciones peligrosas: una utilizada por los militares y otra para comunicarse con el Comando de la ONU en Panmunjom en la Zona Desmilitarizada, la frontera de facto entre ambos países.
La decisión surcoreana de suspender la actividad en Kaesong estuvo motivada por la reciente prueba nuclear y test armamentístico llevado a cabo por Corea del Norte.
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En opinión de Seúl, la paralización de la actividad en Kaesong es una manera de cortar unos ingresos que el régimen de Kim Jong-un utiliza para el desarrollo de su programa nuclear y de misiles.
Y es que Kaesong, un proyecto de 2004, está financiado casi enteramente por el Sur y es una fuente clave para el Norte.