Es una escena que probablemente se repetirá en muchas casas durante las copiosas comidas y cenas esta Navidad: se abre la botella de vino y se sirve a todos, incluidos los menores de edad.
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"Es un buen momento para que prueben el alcohol", dirá alguien o lo pensará.
Que esto ocurre con frecuencia lo ha corroborado un estudio llevado a cabo por el Centro de Estudios Longitudinales del Instituto de Educación del University College de Londres (Reino Unido) y la Universidad Estatal de Pensilvania (Estados Unidos) y que fue publicado este viernes en la revista especializada Journal of Adolescent Health.
Tras haber analizado los perfiles de 10.000 jóvenes nacidos en Reino Unido después del año 2000, los investigadores descubrieron que uno de cada seis casos los padres les permiten o les dan de beber alcohol antes de cumplir 14 años.
La investigación es parte de un estudio más amplio que busca recopilar datos para hacer una radiografía social de los nacidos en el país en el siglo XXI.
Concluyeron que los adultos que permiten a los menores beber suelen tener educación superior e ingresos altos.
"Los padres que pertenecen a este estrato social suelen creer que, permitiéndoles a los menores consumir alcohol, estos desarrollan una actitud más responsable hacia la bebida", señala Jennifer Maggs, quien lideró el estudio.