Yosimar Márquez Navarro, de 29 años de edad, quien estuvo 6 años vinculado a la Policía Nacional fue una de las víctimas que dejó el atentado del pasado a la Estación de Policía de San José en Barranquilla.
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El uniformado que fue sepultado ayer, dejó una niña de tres años y a Diana, su esposa, con cinco meses de embarazo.
A Wilberto Márquez, padre de Yosimar, le fue entregada la bandera y un kepis de la Policía Nacional.
Cuestionó Wilberto que en medio de una formación policial como en la que se encontraba su hijo de 29 años “no se hayan adoptado las medidas de seguridad que se requerían”, dijo el padre del policía al portal Zona Cero.
En medio del dolor el papá de Yosimar habló de la importancia de su hijo como miembro de un núcleo familiar y de un grupo de trabajo. “Él era motor de ese grupo”, dijo, al tiempo que resaltó el amor por los suyos. “Los del cuadrante están destrozados”, agregó.
Después de hacer el curso en la Escuela de Policía en Corozal, Sucre, Yosimar se radicó en Barranquilla. Aquí se casó y la familia en su natal Sucre estaba feliz, “porque Barranquilla era una ciudad tranquila”.
Después de casarse, Yosimar tuvo una pequeña que hoy tiene tres años de nacida. “Ella era la luz de sus ojos carajo” afirma Wilberto con la voz quebrada.
A Wilberto le sobreviven tres hijos, dos son licenciados en educación y otro es un suboficial de la Policía.