La reconocida folclorista Mónica Lindo, encargada por tres años consecutivos de la organización del desfile de la Batalla de Flores, este fin de semana, se desahogó en una extensa carta, que compartió con los medios de comunicación, en la que describe su decepción al no poder controlar, en esta ocasión, los baches y la desorganización de algunos grupos participantes al evento. La organizadora culpó a los trailers que no estaban registrados y a las altas carrozas, que se cruzaban con los cables de alta tensión, por las demoras en el desfile. En años anteriores, el desfile de Batalla de Flores se había caracterizado por su orden en bloques temáticos donde las danzas ancestrales eran protagonistas y que habían sido elogiados por la audiencia.
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A continuación la carta:
«Lo pensé más de una vez, antes de decidir sentarme a escribir. Decidí escribir como un aparte de mi tipo diario, no pretendiendo herir susceptibilidades, y cuyo propósito es no dejar escapar, eso que corría por mi mente durante la noche, cual flashes fotográficos, después de vivenciar un desfile que por segundo año consecutivo me tocaba coordinar desde lo artístico.
El primer año, fue una experiencia exitosa, en redes los mejores comentarios, en las agrupaciones la mejor experiencia, en carnaval prueba superada. Sin embargo me llené de dudas de que para el 2017 fuera probable que las cosas no fueran tan perfectas, y no lo serían porque ante la confianza de una experiencia exitosa probable de ser repetida, para las agrupaciones, músicos, empresas, etc., traería consigo más credibilidad, y es cuando la mentalidad oportunista se pone en funcionamiento y se piensa en miles de estrategias para sacar del desfile el mejor provecho, sin importar la afectación que entre todos, podamos causar en el primer evento oficial del carnaval, la Batalla de Flores.
En el papel, muchas cosas se plantearon y en la realidad en los momentos previos al desfile, (me refiero tres meses atrás), se repitieron las mismas dinámicas del año anterior, porque lo bueno debe repetirse.
Tal cual, se hicieron las reuniones con las agrupaciones, los ensayos colectivos, las plenarias, los talleres de sensibilización frente a la importancia de lo cultural, ir a las sedes, conversar con los más jóvenes de las danzas, ir a las empresas patrocinadoras para hablarles del respeto, de la moderación, hablar con los encargados de artistas musicales, etc., etc., todo ello paralelo a las acciones de la empresa Carnaval, que reflejó la preocupación y esmero por tener carrozas más bellas, disminuir el número de tráiler y minimizar la música extranjera y seguir trabajando por lo que les toca y es conseguir financiación para todos los eventos todo ello, era la prioridad.
Sin embargo en la realidad las cosas cambian, y cambian justamente porque los acuerdos no se cumplen, y cuando ya están en el sitio te das cuenta de que a la agrupación con quien ensayaste para que su configuración fuera de 6 en fondo volvió al 2 en fondo; cuando la empresa que dijo llevar 30 invitados adecuadamente disfrazados se convierten en 300 borrachos mal vestidos, cuando al disfraz que le tocaba la apertura del desfile en un bloque ya programado, llega tarde y se mete en cualquier lugar entorpeciendo entonces la coreografía de las demás comparsas.
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Cuando sabes que tienes una comparsa numerosísima (mitad con tu gente que trabaja todo el año contigo, y más de la mitad con cupos que se venden o cupos que te toca llevar por exigencia de quien te patrocina) todo ello empezó a ser el indicio de que las cosas ya empezaban mal.
Entonces ves tu en redes cosas como: la gente corriendo o maratón de flores, o se perdió la tradición, que puro tráiler, o que mucho baches, y es allí donde empiezo a buscar respuesta a las cosas, porque no acostumbro a quedarme con el problema, sino buscar las causas para poder entender las razones, entonces me adentro en buscar aquella palabra que nos hace tan felices a todos y es saber quién tuvo “la culpa”, lo cual no es más que el producto de muchas situaciones donde todos, entiéndase bien: toooooodos, tenemos que ver.
La cosa es así:
Se acordó como temática central del primer desfile del carnaval, que la Batalla de Flores haría un homenaje al río y al mar en su opening, entonces encuentras tú, que algunos que hacen parte de esa apertura, deciden que es más importante hacer un tributo a Carlos Vives y a su canción de las bicicletas, (cosa que era el secreto mejor guardado y no da chance a que uno diga, que por ahí no era la cosa) entonces vemos centenares de chicos, vestidos de rojo, divinos con una coreografía bella.. Entonces me digo dice, bueno, hasta bonito se ve, no está mal, pero ¿cómo pega eso con el río y el mar?, entonces empiezo a argumentar yo misma la respuesta por todos lados y me trato de convencer de mis propios argumentos (que me dan risa), y es bueno: Carlos Vives nace a la orilla del mar y Shakira nació a la orilla del río, caso resuelto!, a quien engañamos?.. no hay culpa. (Aparentemente)
Pero por otro lado también me pregunto: ¿Cómo afectaran 200 bicicletas la movilidad del resto del desfile?.. Afortunadamente no pasó a mayores salvo por el desmayo de un gran número de integrantes debido al sol canicular en medio del cual les tocó salir, pero la parte musical fue exquisita y la calidad de los intérpretes genial! . Y empieza el corre corre. Detrás estaban los esmerados chicos de las casas distritales, con sus profesores muy juiciosos haciendo la tarea de representar la temática del opening. Sin embargo, arranca la gran carroza con forma de Caimán donde va el Rey Momo y como buen líder estuvo allí juicioso, pero pude notar su gran preocupación porque su cumbia, la cual debía estar en el lugar y en un bloque despampanante, no estaba.. Horror! Arrancó el desfile y apenas empezaban a ubicarse, pese a todos los anuncios de los logísticos, no lograron ubicarse ordenadamente y como no estaban completos, muchos integrantes casi una hora después de que arrancó el desfile llegaban corriendo para colocarse. Entonces uno dice,” la culpa” no es del Rey, tal vez podría ser de esos integrantes que no dimensionan la importancia de llegar puntuales a las cosas para no generar estrés a un Rey que tenía que empalmar con su otro desfile oficial. Y es que uno tiene bailarines así, que llegan tarde a todo y cuando llegan van con una parsimonia como decía mi abuela. Pero ya andando, el papel que desempeñaron fue a la altura.
Viene entonces el momento de las cumbias. No me puedo quejar de lo que vi, aunque siempre pensé que el año pasado se destacaron más porque trabajaron como un verdadero equipo, privilegiando la imagen colectiva. Pero este año ellas decidieron que era mejor hacer cada una sus coreografías libres, lo cual se respetó, pero no fue impactante. Se preocuparon eso si por no generar baches y bailar su cumbia, la cual se convirtió muchas veces en puya para poder agilizar el paso.
Los garabatos creería que estaban como peleados entre ellos, espero equivocarme, pero aunque no se vio mal, la energía que se reflejaba por el desazón de que dos de las cuatro agrupaciones, no iban haciendo lo acordado. Eso derivó en que entre ellos mismos las distancias hacían que perdieran vistosidad. No sé qué pasó, pero la magia de los ensayos no se sintió. Los congos, mejoraron bastante. Pienso que en ellos hay que centrar la atención cada vez más, confiar en ellos, porque cada vez es menor el interés que los más jóvenes le ponen a su danza, y allí está el peligro, ¿cómo hacer para que siga siendo pertinentes para ellos una expresión que tiene más de un siglo de vigencia?. Se lograron amplificar sus cantos con dos fotones dispuestos para ellos en los que cada grupo iba alternando a sus grupos musicales, fue gratificante ver cómo la gente le hacÍa sus coros cuando pasaban por los palcos, porque al fin pudieron entender los cantos que antes eran opacados por el bullicio exterior.
Bacheeeee… la cosa se puso candente, y eso gritamos cuando nos dimos cuenta que había un tremendo espacio debido a que las carrozas y tráileres empezaban a atrancarse con los cables eléctricos del sector. Uno pensaba que las carrozas era muy altas, entonces decíamos “la culpa” la tiene Carnaval S.A porque no previo eso, “la culpa” la tiene Electricaribe porque tiene cables bajitos, “la culpa” la tienen los carroceros porque no hicieron caso, y no, resulta que durante muchos días atrás, todos esos cálculos se habían hecho, las medidas se habían tomado, y todo estaba dentro de lo reglamentario, la respuesta o más bien “la culpa”, se deduce a partir de que muchos vecinos del sector en la noche anterior, al momento de sujetar los poli sombras que cubrían las sillas del público, se agarraban de esos cables generando que fueran cediendo poco a poco, hasta que llegaron a una altura que no permitía el paso de las carrozas y de algunos tráiler, lo cual generó grandes baches y por ende cuando la carroza al fin lograba avanzar lo hacía a toda prisa, dejando a los grupos de atrás incómodos porque aunque quisieran alcanzarla no podrían, ¿cómo competir con el paso de un vehículo dispuesto a alcanzas al que le antecedía? Difícil, y es allí la causa del montón de agrupaciones corriendo y exhaustas en medio del gran sol del mediodía.
Fueron más de cinco carrozas en esa situación, siendo un carro musical tipo carroza, (no anunciado ni registrado en reuniones), el que puso la cereza en el pudin carnavalero, al enredarse por completo no tanto por lo alto, sino por lo ancho de su estructura similar a la de unos brazos abiertos, era un carro musical de una comparsa. Sllí se empezó a armar otra hecatombe, entonces la calzada por donde debían transitar las comparsas siguientes (bloque de comparsas de fantasía y disfraces de gran formato), se vio completamente obstaculizado, obligando a habilitar la otra calzada en la que yacía público observando el desfile.
Uno dice, ¿por qué no hicieron “caso”, cuando se dijo que no podían llevar cosas así a la Vía 40, menos que no estuvieran formalmente registradas y con las medidas reglamentarias?, pero bueno, cuando estas allí, cómo hace uno para no dañarle el rato al director y a sus miles de integrantes?, la vida debe continuar, hay que resolver. La carroza se quedó allí, y se habilito el tránsito por la calzada contigua.
Me regreso otra vez casi al inicio, y la decepción es grande cuando veo a una comparsa de marimondas en un desorden tenaz, y me detengo a ver quién es el director, y no lo encuentro, pero cuando detallo lo que hay debajo de esas máscaras, empiezo a deducir que no se trata de ningún currambero respetuoso del folclor y las tradiciones, ni siquiera de un colombiano respetuoso de la cultura, sino de personas que más bien debían estar sentadas en los palcos apreciando aquello que con gran esfuerzo trabajamos los barranquilleros durante todo un año para que pueda ser bien apreciado…. Me dije, estos tipos se tiraron el desfile!! La preocupación de los baches, de las carrozas y sus enredos con los cables pasaron a un segundo plano, cuando vemos a este montón de “aparecidos” que luego de indagar, son el producto de la venta de cupos que una discoteca de la ciudad hizo, para que los turistas pudieran disfrutar del desfile. Entonces la “culpa” es de este empresario o empresaria de la discoteca que de manera irresponsable llevo una montonera de gente, se lucró el bolsillo sin pensar en el gran perjuicio que nos causó… ¿de dónde salieron tantos?..ufff
Ahora debo decir, que es cierto que a varios grupos nos toca llevar a pequeños grupos de acompañantes que hacen parte de las empresas que lo patrocinan a uno, es cierto, y hasta yo lo hago, pero hay exigencias que se dan, en mi caso, esos grupos no pasan de 20 o 30 personas que son organizados en bloque de 4 líneas de 5 integrantes, a quienes ensayamos y constantemente monitoreamos para que no terminen haciendo lo que les dé la gana… y por eso a veces no tenemos patrocinios porque no nos transamos a las exigencias de un patrocinador que quiere incluso hacerte cambiar el color de tu vestido porque no va con su marca. Eso hace varias agrupaciones, las cuales a veces y de manera imperceptible salen adelante con la participación de esos integrantes. Pero lo que se vio, se salió de todo control.
Entonces la “culpa” también es del patrocinador, quienes NO CONFÍAN en las agrupaciones y hacen exigencias salidas de tono y de todo, como querer llevar agrupaciones musicales en sus trailers, que NO tienen nada que ver con la agrupación que se supone están apoyando, o imprimir logos con sus marcas comerciales en los vestidos, pese a que se prohíbe y se explica hasta el cansancio en las reuniones. Es una total falta de confianza en lo que hacemos las agrupaciones. Insisto, uno no debe ajustarse a lo que pide el patrocinador por mucha plata que esté dando. ELLOS deben ajustarse a lo que el desfile necesita, a lo que los grupos requieren a lo que la ciudad espera, es allí el meollo del asunto, para ser resuelto no solo por carnaval sino por la gran mayoría de grupos que tienen patrocinios independientes. (y me di cuenta que son bastantes).
Hablemos del papel de la Policía, del 911 y de todas las firmas de logística que estamos en el papel de apoyar el desfile y su entramado de cosas (carrozas, reinas, tráiler, músicos, grupos, disfraces, coreografías, estandartes, yales, etc. etc.), y digo, errores tenemos todos, falta de experiencia en uno o diez logísticos no significa la desacreditación de una empresa que puede llevar años coordinando miles de eventos masivos, pero si es cierto que falto mayor instrucción, en este tipo de cosas las justificaciones no solucionan nada. Nosotros que solo tratamos de coordinar lo artístico nos frustramos ante la poca colaboración de la policía. Bonitos si estaban, en plan fashionistas posando ante cámaras y tomándose foto con cuanta garota tránsito por el desfile, pero en el rol de controlar, garantizar la seguridad de los comparseros y danzantes disto mucho de lo que se esperaba.
Es cierto que el parte oficial, es que hubo cero muertos y cero riñas, pero el parte, desde la otra mirada, del que desfila, es miles de desórdenes, miles de invasiones en la vía, miles de agresiones espaciales contra los que desfilaban. No hubo filtros. Por la Vía 40 transitó todo el que quiso, con disfraz, sin disfraz, con grupos, sin grupos, se echó a perder toda la logística. ¿Quien tuvo la “culpa”? dicen: es que fue el bache, el bache dice: fue la carroza atrancada, la carroza atrancada dice: fueron los vecinos, los vecinos dicen: es que es nuestro modo de subsistencia, y el modo de subsistencia dice: o es el carnaval o es el negocio… y así, una cadena interminable de causas y consecuencias que no tienen final.
Para muchas agrupaciones esta no fue la mejor Batalla de Flores de sus vidas, algunos tuvieron daños en sus equipos amplificadores, otros fueron víctimas de sus propios inventos al incorporar o vender cupos a miles de personas en sus grupos que no les hicieron caso. A otros les tocó correr a causa de que la carroza que iba adelante salió desmandada después de un bache y solo corrieron y corrieron.
Para mí, fue una evidencia de la falta de cultura de una ciudad que no respeta, que ante el desenfreno y diversión no piensan en que quien desfila necesita un espacio para desfilar, y que el vestido que usamos cuesta más que la espuma y agua que le lanza en medio de su baile. Fue una evidencia que muchos directores que se quejan del plan de salvaguarda, que hablan en redes y se dan golpe de pecho porque el Carnaval se está perdiendo, son también “culpables” , porque son los primeros que no deberían llevar publicidad, los primeros que no deberían tener invitados extranjeros en su grupos mal vestidos, no educan a sus nuevas generaciones en ese valor que dicen perder, directores que les importa lo que se programa con tanto tiempo de anterioridad y hacen lo que les parece sin pensar que al colocar a sus integrantes de una manera en el desfile hace que el que viene atrás se perjudique.
Por otro lado están también los académicos, investigadores, etnógrafos y estudiosos, hasta columnistas, que critican a quienes lideramos fiestas como esta, y se la pasan echándole vainas a la burocracia y a la excesiva comercialización y bla bla, también tienen “culpa”, les digo que es muy fácil hablar desde la comodidad de su palco o incluso desde el bordillo donde los he visto todos los años, cámara en mano, embriagados y también aprovechando la música de los grupos que pasan para también mover el esqueleto, sin pensar si quiera cuanto le cuesta al grupo eso que está disfrutando y cómo es que tiene que hacer un grupo para poder solventar esos gastos.
Les invitaría más bien a que empezaran a generar desde sus cátedras la conciencia de esos chicos estudiantes que ven en sus universidades a que le paren bolas a la cultura ciudadana, que es verdad que el Carnaval es una fiesta pagana, la fiesta de los excesos, que no deberían venderse por plata, que todo debe ser gratis, que el pueblo, que la tradición, etc etc, pero que aunque la fiesta es de todo, Ese “todos” no se refiere solo al individuo que ve pasar el desfile, es también aquel que madruga a las tres de la mañana para maquillarse, que ha ensayado más de tres meses, que invierte en un vestuario, es también el director que le gusta el tráiler, que le llama la atención la música de moda, y que lo hace porque le gusta, no porque lo obligan y ese es su carnaval también.. Entonces no es que la fiesta se esté perdiendo, es que, la fiesta adquirió un nuevo concepto en una contemporaneidad vigente que no es la de nuestra juventud, con otros códigos distintos, con prácticas diferentes a las que vivimos nosotros en el siglo pasado, es la realidad aunque nos duela, pero eso no justifica los desmanes y la falta de cultura ciudadana.
Y ¿cómo cambiarla?, será la preocupación más importante? jumm… tal vez no se logre, o tal vez si, y se me ocurre que podría a partir de mejores y más efectivas prácticas educativas. Las nuevas generaciones necesitan desde la familia, el colegio y la universidad, a padres, madres, a docentes intelectuales que les abran sus sentidos no desde el romanticismo de un pasado que ya no va a volver, sino desde un presente que requiere ser mirado críticamente, con conciencia social , que les digan que deben ampliar su espectro de referentes, escuchar otras músicas, ver otras cosas para que no traguen entero, alimenten su creatividad y puedan expresarlo en sus creaciones, con argumentos no con simples “creencias”.
Es un círculo vicioso, que siempre ha estado desde que tengo uso de razón carnavalera, todos se quejan pero a la hora del té, nadie va a dejar su comodidad, su oportunidad financiera, su interés particular, por pararle bolas a un desfile o a un evento donde sino hay plata, no te mueves. O es que los demás eventos “culturales” independientes en la ciudad se hacen solos? Qué disfraz, qué danza, qué comparsa participa en un desfile como la Batalla de Flores por simple amor al arte?, tal vez todos, tal vez ninguno, tal vez la mitad, pero estoy casi segura por lo que he visto que la batalla de flores y sus problemas no son culpa de una sola persona, es el producto de no asumirnos desde el papel del interés colectivo, es “culpa” de todos, hasta del que me está leyendo y luego desde la virtualidad dirá que tengo o no la razón, pero pensaría que de cierta manera, si puedes tener o no la solución.
Suelo soñar, y después del desfile de ayer, me di cuenta que sueños como esos no se hacen solos, deben ser como las golondrinas que se juntan para conseguirlo, la pregunta sería, cuantos están dispuestos a hacerlo por el simple , real y sencillo amor al Carnaval?».