El pasado 14 de diciembre, el profesor Juan Francisco Cantillo, no salía de su asombro al ver que la fotografía de su escultura en madera, titulada ‘Camino’ fue impresa en un pendón de 3 metros de largo y colocada en un lugar de honor en el Centro Cultural Gabriel García Márquez, en Bogotá. “No lo podía creer. Yo estaba inquieto porque la obra no tenía la ficha técnica cuando llegué y luego me hicieron entrar a un salón y allí estaba impresa en grande. Se me aguaron los ojos”, dijo. El docente de arte de las Casas Distritales de Cultura nacido en Soledad, pero criado en Sabanagrande habló con PUBLIMETRO de la tragedia invernal que inspiró la figura de una canoa y que resultó ser la pieza ganadora del Salón BAT de Arte Popular y de sus proyectos futuros.
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¿Cómo comenzó su carrera como artista?
Ser artista es vivir una carrera de sueños. Desde muy niño comencé a hacer trabajos vinculados a la arcilla y trabajaba con pedazos de madera. En el colegio siempre hice tareas con las artes finas. Sin embargo, cuando cumplí los 18 años no tuve opción en el arte. Primero entré como mensajero en la Cruz Roja y allí hacía mis pequeños trabajos en el arte y luego trabajé en la empresa de teléfonos en 2001 y allí tampoco abandoné mis creaciones. Yo le pedía de día y noche a Dios que me ubicara en algo dedicado a las artes plásticas porque quería que mis obras quedaran en el tiempo. Entonces un día Dios me dio un consejo “acuéstate tarde trabajando y levántate temprano” y así lo he hecho desde hace 16 años seguidos dedicados al arte, terminando mi carrera de profesionalización y hace 6 años estoy vinculado a las Casas Distritales de Cultura.
Las maderas arrojadas al río y al mar siempre han sido su material de trabajo. ¿Cómo logró el contacto con ese material?
Pescando en el río. Mi padre trabajaba en la bocatoma del acueducto de Sabanagrande y yo de niño tenía que caminar dos kilómetros para llevarle el almuerzo. De pequeño veía pasar la madera por el río. Luego me llevaron en canoa a la otra orilla que era más verde y allí vi el horizonte y eso selló mi contacto con el río. Como han afirmado algunos expertos creo que la condición de artista nace en la niñez y se forma con la experiencia.
¿También ha tomado materiales de la ciudad para sus obras?
Todo mi arte lo tomo de la naturaleza y la madera. En las playas he hallado maderas curadas por el mar, que yo llamo huesos rotos, y comencé a pintar esas maderas a tallarlas para convertirlas en arte. Fragmentos de esa madera también están en la ciudad, en los árboles que se caen, en los muebles que uno desecha por viejos y luego cambia por otros nuevos, pero elaborados con MDF y esas maderas que llaman viejas las convierto en fragmentos de ciudad. Como una ventana del Barrio Abajo, la maquillo y luego viene algún extranjero que quiere llevarse un pedacito de Barranquilla. Y así mismo, hice con pedazos del Teatro Metro, o con las bancas del estadio Humberto Perea y cuando maquillas las piezas se ven bien. Es cómo esa muchacha de barrio que todos veían fea, pero que de un momento a otro se pone bonita. El arte está dentro de uno y no hay necesidad de buscar nada afuera.
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¿Cómo nació la idea de la obra ganadora ‘Camino’?
Vi a una señora sobre canoa llevando sus cosas en televisión durante la inundación del sur del Atlántico en 2010 y nunca olvidé esa imagen. Ella con su esposo subió todo lo que tenían al cielo raso de la casa y se llevó todo lo que se pudo. Días después contrató a un señor con una canoa volvió a su casa y ya no la encontró porque estaba toda inundada y llegaron a navegar encima de la casa y a tocar el techo con el canalete. Esas imágenes me transmitieron un sentimiento de impotencia, de dolor ¿Ahora para donde iba esa señora que lo había perdido todo? y allí nace ‘Camino’.
¿Qué le dijeron los jurados de la obra cuando ganó el premio?
Eso fue lo más especial porque creo que el jurado vio lo que quería plasmar. Al principio no estaba seguro si la pieza transmitía lo que había querido decir. Pero el jurado me dijo, que para hacer esa obra, hay haber sido boga con un canalete y hay que haber estado allí, sentado como ese señor, mirar como dobla el dedo, la posición de las manos y su musculatura. Los jurados captaron el silencio y dolor de los personajes y el jurado lo vio, que era preciso lo que yo quería mostrar. Esa mujer que identifico como mi madre. Ella tiene su baúl con el registro de su matrimonio y los documentos importantes estaban en el baúl y ellos sintieron que la obra les hablaba y les decía todas esas cosas.
¿Cree que la tragedia invernal que sufrió el Atlántico puede repetirse?
Sí, claro. Creo que estamos amenazados debido al cambio climático y todavía no se toman las medidas preventivas. Solo se mueven cuando pasan las cosas. Todavía el Fondo de Adaptación no ha reparado a todas las personas que sufrieron en la inundación. Me da un dolor recordar que mucha gente se aprovechó de la tragedia y compraron las cosas de la gente necesitada y desesperada. Gallinas y ganados regalados a 10 mil pesos y las vacas a 50 pesos. La gente decía vamos allá para aprovechar y comprar en medio caos y eso fue muy doloroso.
¿Qué proyectos tiene para el 2017?
A me gusta que la gente entienda la obra antes de venderla. Hasta ahora sé que la canoa partió y tendrá recorrido bien largo en 2017 y solo hasta 2018 volverá a Barranquilla y ya la perdí. La canoa es como una hija que se fue al extranjero y allá se enamora, se gradúa, y ya se queda allá, es del Salón BAT (Risas). Tengo la intención de seguir trabajando sobre el río y expuse en Valledupar traje piedras del río Guatapurí y de Badillo. Quiero ir a Manatí, donde son mis padres a hacer una exposición o dictar un taller. Lo que más deseo es que la obra ‘Camino’ visibilice la problemática del sur del departamento.