“Las mujeres son para estar en la casa” le han dicho en más de una ocasión a Argenis Navarrete, una de las integrantes de la Cuadrilla Rosa, uno de los grupos de trabajo de la Secretaría de Infraestructura de Cali que se encargan del mantenimiento vial. “Al principio es difícil, pero uno se va acomplando”, nos dice ella, que tiene 4 hijos, uno de ellos menor de edad.
El programa inició en marzo de este año para brindar una oportunidad de empleo a mujeres cabeza de hogar, entre 20 y 65 años, muchas de ellas fueron víctimas de violencia intrafamiliar, desplazadas o con hijos en condición de discapacidad. “Soy una mujer madre de tres hijos. Soy una mujer que fue maltratada psicológica y verbalmente por mi pareja. Antes vendía agua de coco, pero ahora soy operaria de la Cuadrilla Rosa”, cuenta Yudy Olaya.
Rompiendo mitos: mujeres cabeza de hogar lideran mantenimiento vial en Cali con la Cuadrilla Rosa
La Cuadrilla Rosa también está planteada como una propuesta para romper el paradigma de que este tipo de trabajo es solo para hombres. Antes de ingresar al programa, ellas tenían trabajos disímiles como vendedoras informales, guardias de seguridad, archivistas o simplemente estaban desempleadas y en este equipo encontraron una forma de ganarse la vida.

Las operarias coinciden en que uno de los mayores retos es resistir el sol o las incomodidades de no tener un baño disponible, pero también reconocen que lo más valioso es haber encontrado en la Cuadrilla Rosa una red de apoyo que las motiva a superar las dificultades y aportar a que la ciudad se vea mejor. Cuando las ven trabajando en las calles, muchas mujeres se acercan a preguntar cómo se pueden vincular porque les parece una alternativa laboral atractiva.

“Hacia el 2014 se implementó el programa ‘Adoquines’ para reparar calles en mal estado y hacerlo con estos bloques es más económico. Entendimos que en la construcción hay cosas que se le dan mejor a las mujeres y vimos la necesidad de tener un grupo, y hoy, 10 años después, tenemos la Cuadrilla Rosa”, dice Giset Sánchez, tecnóloga en construcción de vías e inspectora de infraestructura. “Acá aprenden pintura, instalación de adoquines, fundición de concreto y manejo de maquinaria pesada. Es un proceso de crecimiento en el que se certifican técnica y laboralmente”.
Es el caso de Eniber Cuero, que inició en el proceso de Adoquines hace 7 años y actualmente pertenece a otra cuadrilla donde también hay hombres. Ella se capacitó y ahora en su equipo tiene actividades que implican desde palear, tomar medidas, hacer niveletas y recoger escombros, sin tener una diferencia por su sexo. “Por hacer este trabajo uno no es más ni menos, hay que trabajar y las oportunidades hay que aprovecharlas”, dice en medio de una sonrisa y la satisfacción de sentirse valorada en lo que hace.

Con esta labor se demuestra otro tipo de empoderamiento femenino y muestra que las mujeres son fundamentales para construir, literalmente, una ciudad mejor y que ellas son capaces de realizar cualquier labor que se propongan.

