La National Audubon Society, una de las organizaciones de preservación de aves más importantes del mundo, entregó los Premios de Fotografía de Aves 2025, destacando este año a Colombia y Chile como escenarios centrales del concurso por su enorme riqueza en biodiversidad. En esta edición, cinco colombianos resultaron ganadores, con imágenes capturadas en Cali, San Andrés y Providencia, Cúcuta y Caldas, consolidando al país como una potencia en fotografía de vida silvestre y en diversidad de especies.
“Las aves no conocen fronteras y sus migraciones conectan a personas y lugares en todo el continente americano. Pensamos que era hora de que los Premios de Fotografía Audubon siguieran su ejemplo. Este año, ampliamos los premios de un único concurso abierto a residentes de Estados Unidos y Canadá a un segundo que destaca el talento de Chile y Colombia”, explicó la organización en la apertura. Además resaltaron que ambos países “albergan una de las biodiversidades aviares más asombrosas del mundo, incluyendo especies migratorias clave para la resiliencia climática en el hemisferio occidental”.
La competencia, que también estrenó los reconocimientos “Aves sin Fronteras” y “Conservación”, buscó premiar no solo la calidad técnica de las imágenes, sino también su capacidad para narrar historias y generar conciencia sobre los desafíos ambientales que enfrentan las aves.
Shamir Shah, aves en paisajes de Colombia (Cali, Valle del Cauca)
El primero de los ganadores colombianos fue Shamir Shah, con una imagen de un loro cabeciazul en Cali. La fotografía, tomada desde un puente peatonal, muestra a las aves observando el movimiento urbano desde un árbol que sirve de refugio en medio de una calle concurrida.
“Abajo, los humanos se concentran en sus actividades diarias; arriba, los loros nos recuerdan que compartimos espacio con la vida silvestre”, señaló el fotógrafo.
Los jueces elogiaron la composición vertical y la narrativa visual que confronta la urbanización con la resiliencia de la fauna urbana.
Jacobo Giraldo Trejos, pájaros sin fronteras (San Andrés y Providencia)
El premio “Aves sin Fronteras” fue para Jacobo Giraldo Trejos, quien capturó un charrán real alimentando a su cría en la isla de San Andrés. La foto refleja ternura y sacrificio en la crianza de estas aves, que pueden viajar miles de kilómetros en sus procesos migratorios.
“Fotografiar este momento fue un privilegio que valió cada gota de sudor bajo el sol”, contó Giraldo.
La jueza Natalia Ekelund destacó que la escena revela la esencia del comportamiento animal: “El instante del alimento en pleno vuelo, con las miradas entrelazadas, genera una narrativa poderosa”.
Luis Alberto Peña, conservación (Cúcuta, Norte de Santander)
Otro de los reconocidos fue Luis Alberto Peña, ganador en la categoría “Conservación”, con una dramática imagen de un gavilán sabanero en medio de un incendio agrícola en Cúcuta.
El fotógrafo relató que presenció cómo un fuego iniciado como quema controlada para limpiar cultivos de arroz se desbordó, afectando al ecosistema. “El ave permanecía en medio del humo, esperando presas desorientadas, mientras yo apenas resistí las llamas”, recordó.
Su foto fue descrita como un “testimonio visual de la forma en que la fauna se adapta a condiciones extremas”, y al mismo tiempo, una denuncia sobre los efectos de las quemas agrícolas en el país.
Cristian Valencia, plantas para aves (Caldas)
El cuarto ganador colombiano, Cristian Valencia, obtuvo el premio “Plantas para Aves” gracias a una impactante toma de un pico espino dorsimorado en Villamaría, Caldas.
Valencia, guía de aves en el Hotel Termales del Ruiz, destacó la riqueza de la región: “Cuando talamos un bosque, también corremos el riesgo de perder especies como esta”.
La fotografía muestra al pequeño colibrí alimentándose de flores de un subpáramo cercano al Parque Nacional Natural Los Nevados. Para los jueces, la imagen es un ejemplo vibrante de la interdependencia entre flora y fauna en los ecosistemas andinos.
Camilo Sanabria Grajales, categoría juvenil (Cali, Valle del Cauca)
El reconocimiento en la categoría Juvenil fue para Camilo Sanabria Grajales, quien con apenas unos años de experiencia logró capturar a una reinita cangrejera cazando una polilla en las montañas de Cali.
El joven relató que tomó la fotografía durante una pausa en la Feria de Aves de Colombia: “Me impresionó ver cómo las escamas de la polilla flotaban en el aire mientras el ave cazaba con precisión. Para mí, la imagen muestra la importancia de los ecosistemas que sostienen a las aves migratorias”.
Los jueces celebraron la “delicadeza y atención al detalle” de la imagen, subrayando que el talento joven es clave para el futuro de la conservación.
Biodiversidad amenazada en Colombia
Más allá de los premios, los fotógrafos colombianos coincidieron en un mensaje común: la riqueza de aves del país está bajo amenaza por la deforestación, las quemas agrícolas y la urbanización acelerada.
Colombia es considerado el país con mayor número de especies de aves en el mundo, superando las 1.900 registradas. Sin embargo, esa diversidad enfrenta riesgos crecientes. Los ganadores hicieron un llamado a proteger los bosques, páramos y humedales que sirven de refugio a especies locales y migratorias.
“La fotografía no solo es arte, es también un medio de denuncia. Detrás de cada imagen hay un recordatorio de lo que podemos perder si no actuamos”, señaló Luis Alberto Peña.
Colombia, protagonista mundial de la fotografía de aves
La National Audubon Society subrayó que incluir a Colombia en la competencia responde a su relevancia estratégica en la conservación hemisférica. Las rutas migratorias que cruzan el país conectan Norteamérica con Suramérica, y las imágenes de los fotógrafos locales ofrecen al mundo una ventana única a esos ecosistemas.
Los cinco ganadores colombianos demostraron no solo talento artístico, sino también compromiso con la biodiversidad y la conservación. Sus fotografías narran historias de resiliencia, belleza y fragilidad, invitando a reflexionar sobre la relación entre la humanidad y la naturaleza.
En palabras de la jueza Natalia Ekelund: “Estas imágenes son un vehículo poderoso para inspirar asombro y al mismo tiempo recordar que la vida silvestre depende de nuestras decisiones colectivas”.
Con estos reconocimientos, Colombia reafirma su papel como epicentro mundial de la fotografía de aves y, al mismo tiempo, enfrenta el desafío de proteger los hábitats que hacen posible que tantas especies prosperen en su territorio.