Nuevos y reveladores videos han salido a la luz en el caso de la desaparición de Valeria Afanador, la niña de 10 años con síndrome de Down cuyo paradero se desconoce desde hace más de dos semanas en Cajicá, Cundinamarca. Las imágenes, en poder de las autoridades, muestran los movimientos de la menor en los instantes previos a que se le perdiera el rastro en el colegio Gimnasio Campestre Los Laureles.
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Estos nuevos hallazgos han fortalecido la hipótesis de una posible abducción y han abierto serios cuestionamientos sobre la presunta negligencia de la institución educativa. La familia, que lleva 18 días de “martirio”, exige respuestas contundentes sobre lo que realmente le ocurrió a su hija.
El recorrido de Valeria: de un juego a la desaparición
Las nuevas grabaciones de seguridad son la pieza clave para entender los momentos finales en los que Valeria fue vista. En ellas se puede observar a la menor caminando y jugando cerca de una cerca metálica, que se encuentra cubierta de vegetación. Mientras otros niños se ocupan de recoger colchonetas de gimnasia o juegan fútbol en el patio, Valeria se queda cerca de la malla. Lo que más ha llamado la atención de los investigadores es la forma en la que la niña se esconde en múltiples ocasiones entre los arbustos y un hueco de la cerca.
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El video muestra a Valeria metiéndose entre los arbustos al menos siete veces. En su primera incursión, dura apenas cuarenta segundos antes de regresar al patio, donde se ven dos adultos conversando a unos metros de distancia, sin percatarse de lo que hace la menor. La secuencia de entradas y salidas se repite constantemente. En una de ellas, la niña se pierde por 13 segundos al otro lado de la cerca. En otra, la más prolongada, permanece fuera de la vista de la cámara por 55 segundos.
La séptima y última vez que Valeria se metió entre los arbustos, el 12 de agosto a las 10 de la mañana, ya no volvió a salir. En ese preciso momento se le perdió el rastro. La falta de supervisión en el lugar es uno de los puntos más críticos que los investigadores están analizando. La menor, con síndrome de Down, se encontraba completamente sola en un área vulnerable del colegio, lo que ha generado la indignación de la familia y su abogado.
La teoría de la abducción toma fuerza: ¿alguien la estaba llamando?
Inicialmente, las autoridades se centraron en la posibilidad de que la menor hubiera caído al río Frío, un afluente que colinda con el colegio. La búsqueda se extendió por más de 12 kilómetros aguas abajo, pero no se encontró un solo rastro que confirmara esta teoría.
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Sin embargo, el análisis de los videos ha dado un giro a la investigación. El abogado de la familia, Julián Quintana, ha declarado que las imágenes sugieren que Valeria estaba “mirando como si alguien la estuviera llamando”. La forma inquieta en la que se mueve cerca de la reja, combinada con el hecho de que su familia asegura que la niña seguía muy bien las instrucciones de los adultos, fortalece la hipótesis de que una tercera persona la pudo haber guiado para salir del colegio. La ausencia de cualquier pista o evidencia en las más de dos semanas de búsqueda masiva, incluyendo el ofrecimiento de una recompensa de 70 millones de pesos, añade peso a la idea de que la desaparición fue un acto delictivo, tal como lo ha calificado el propio gobernador de Cundinamarca, Jorge Rey.
Acusaciones de negligencia y alteración de la escena
El abogado de la familia ha insistido en que existe una “negligencia” por parte del colegio. Los videos demuestran que Valeria estuvo “absolutamente sola” en los momentos clave, con la posible excepción de un jardinero, cuya función en el lugar aún no ha sido aclarada. Quintana ha señalado que la institución educativa tenía una “parte muy vulnerable” en su perímetro, un punto por donde un menor podía salir o un tercero podía ingresar con facilidad, y fue precisamente por allí donde Valeria fue vista por última vez.
La situación se ha agravado debido a la respuesta de la institución. Según el abogado, el colegio “adulteró totalmente la escena del crimen” al instalar rejas y rellenar con cemento el área por donde Valeria se perdió. Esta acción, denunciada por Quintana, no solo evidencia que la vulnerabilidad en la seguridad era real, sino que también sugiere una falta de colaboración por parte del colegio con las autoridades. A raíz de estas graves irregularidades, la familia ha solicitado a la Fiscalía que se investigue a la rectora y al portero del colegio por su “posición de garante y los deberes de protección que se tenía con respecto a la niña”, en un caso que sigue siendo un misterio para el país.