Cuando a Gabriel García Márquez le preguntaban cuál era la ciudad que más lo había impresionado en el mundo contestaba rápidamente que Bogotá. Llegó a bordo del Tren de La Sabana en una tarde de 1943. Entonces, le pareció que era un lugar alejado, gris y lúgubre. “En ninguna ciudad del mundo me he sentido tan forastero como en Bogotá”, dijo el escritor en una entrevista con el medio de comunicación Proceso. Esa sensación la compartieron millones de personas que vinieron de incontables lugares de Colombia y del mundo en los últimos ciento veinte años. Bogotá ha sido, ante todo, una ciudad de forasteros.
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Este rol de acogida se acentuó sobre todo en el siglo XX y empezó a coger fuerza desde la Guerra de los Mil Días. Así lo contó el presidente de la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá (SMOB), Carlos Roberto Pombo. Según su explicación, en ese entonces fueron reclutados miles de jóvenes de distintas regiones de Colombia que, una vez firmada la paz con el Tratado de Wisconsin en 1902, decidieron migrar a las ciudades en vez de regresar a sus lugares de origen.
Aunque muchos historiadores sostienen que el aumento en la cantidad de habitantes de Bogotá estuvo fundamentalmente impulsado por las dinámicas del conflicto armado que se registró sobre todo durante la segunda mitad del siglo XX, para Pombo hubo otros factores que impulsaron este fenómeno. De hecho, el presidente de la SMOB aseguró que entre 1920 y 1930, se produjo una incipiente industrialización que fue provocada por factores económicos como la bonanza cafetera.
“Esto genera una migración importante de mano de obra campesina a la ciudad”, sostuvo Pombo y agregó que en el período entre los años 20 y los años 40 el crecimiento poblacional de Bogotá fue casi el doble que el registrado a nivel nacional. Entre los años 40 y 50 hubo mejoras notables en el acceso a educación y salud en las grandes ciudades. Además, La Violencia desató una ola de desplazamientos en las zonas rurales que exacerbaron la migración a las grandes urbes.
Esta combinación generó una explosión demográfica que superó con creces las proyecciones de los urbanistas. “En 1925 la Sociedad de Embellecimiento en ese entonces promovió el primer plan de ordenamiento territorial de Bogotá. Ellos estimaban que Bogotá tendría 800.000 habitantes en el año 2000. Más adelante, vino el famosísimo plan piloto de Le Corbusier en 1950. Estimó que Bogotá tendría 1,5 millones de habitantes en el año 2000. Entonces, todo el plan se desbarata porque la dinámica demográfica no era la que ellos se imaginaban”, explicó Pombo.
Estas dinámicas que mencionó el presidente de la SMOB hicieron que Bogotá se convirtiera en una ciudad polifacética y rica en acentos, culturas y formas de habitar el mundo. Sin embargo, esa inyección de diversidad tuvo un apogeo y tendrá un ocaso.
Bogotá, la familia más numerosa del barrio
Para explicar este importante momento histórico se puede usar una analogía. Si Colombia fuera un barrio, Bogotá sería una casa. Pero no una casa anodina, sino la casa más grande del barrio. Haga de cuenta, una casa esquinera de tres pisos con terraza en el último. Y, como es la casa más grande del barrio, ahí también vive la familia más numerosa de todas. Digamos que es como las de antes, que la componen una abuela, algún tío, dos padres y siete hijos. Como en todas las casas de familias numerosas con muchos niños, hay escasos momentos de silencio, más caos que orden y más quehaceres pendientes que resueltos. Pero al mismo tiempo es difícil aburrirse porque siempre todos tienen algo que contar.
Cuando los vecinos visitan la casa, piensan que es un sitio ingobernable en el que a veces parece imperar la anarquía. Incluso, consideran que puede empeorar y que existe el riesgo de que nazca un nuevo niño o que venga a vivir otro tío, primo o familiar lejano que hará que el vértigo con el que viven a diario se exacerbe a niveles desquiciantes. Pero eso, en realidad, nunca pasa. Los años transcurren y los niños se van haciendo más grandes hasta que llega el momento en el que el mayor de todos toma la decisión de irse. Ahí, parada justo en ese momento, se encuentra Bogotá.
Este cambio se dará, según las proyecciones poblacionales del Dane, durante el próximo año. Por primera vez desde que se tienen registros la población capitalina empezará a decrecer. Al menos así lo muestran las cifras recogidas por la Smob, que documentan la cantidad de habitantes de la capital desde el año 1790 hasta la actualidad.
Además, de acuerdo con las cifras del Dane, en 2025 hay 7.937.898 habitantes en Bogotá. Mientras tanto, en 2026 la población pasará a 7.935.754 habitantes. Para el 2035 este indicador habrá bajado a 7.802.297. Bogotá, la ciudad que en el pasado les dio la bienvenida a millones de personas, ahora tendrá que aprender a despedirse.
Para seguir con la analogía, pensemos que el hijo mayor que se despidió de su familia dejó un vacío. La casa sin él será ahora un poco menos ruidosa y caótica. Sin embargo, se fue a vivir muy cerca, en una casa de la misma cuadra. Eso le permite, por ejemplo, venir a almorzar adonde su familia de vez en cuando. Esa casa vecina de la misma cuadra podría llamarse Soacha, Chía, Madrid o Mosquera.
Si bien Bogotá está perdiendo población, lo cierto es que su gente no se está yendo muy lejos. Desde hace unos años han empezado a migrar hacia lo que hoy se denomina administrativamente como Región Metropolitana Bogotá - Cundinamarca.
“Particularmente, son los jóvenes los que están teniendo esa migración. Sin embargo, la presión sigue existiendo para la ciudad porque, si bien ellos viven en los municipios aledaños, están trabajando en ella”, sostuvo Felipe Mariño, director de Bogotá Cómo Vamos.
Este fenómeno representa un reto enorme para la capital, pues es clave seguir garantizando la calidad de vida de estas personas, sobre todo en lo que tiene que ver con la movilidad. A esto se suma el pronunciado descenso en la natalidad que se ha registrado en toda Colombia, pero que ha tenido un impacto especialmente notorio en Bogotá.
“Más o menos en el año 2000 cada mujer en la ciudad tenía en promedio dos hijos. Ya en el 2024 está por debajo de uno. Estamos en 0,84 y estimamos que en 2049 estemos alrededor de una tasa de fecundidad de 0,65 y eso implica directamente que para esa época, para el 2049, nosotros estemos en un escenario de impuesto demográfico, es decir, que el grupo de personas productivas es menor que el grupo de personas dependientes”, agregó Mariño.
No obstante, algunos expertos tienen dudas sobre las cifras que ha recopilado el Dane acerca del descenso en la natalidad. “Nosotros en el Área de Demografía y Estudios de Población de la Universidad Externado de Colombia estamos analizando el año 2024 porque creemos que el descenso en la natalidad fue muy fuerte”, explicó la economista y profesora universitaria Elizabeth Castellanos.
De hecho, indicó que están evaluando si se registraron problemas en la cobertura o en la calidad de los datos de las estadísticas vitales. “Hay que analizarlo con más cuidado, aunque la tendencia es que sí, que la gente ya no quiere tener hijos”, agregó.
En otras palabras, se irán más personas de las que llegan. Nacerán menos niños que nunca. Las personas serán más viejas. Esto no es necesariamente una mala noticia, pero sí implica que la capital colombiana tendrá que enfrentar numerosos retos en el futuro.
Los nuevos problemas de Bogotá
Para la profesora Castellanos, lo que ha mostrado la experiencia en los países desarrollados es que una vez empieza a bajar la natalidad es muy difícil revertir ese fenómeno. En ese sentido, argumentó que la planeación en términos de políticas públicas debería concentrarse desde ya en el envejecimiento poblacional que sufrirán Bogotá y Colombia durante los próximos años.
“Debe empezarse con lo laboral. Si hubiese más empleo, en este momento habría una garantía para las pensiones en el futuro. Pero en este momento tenemos muchos problemas. Además, habría que pensar en una reforma pensional que vaya hacia el envejecimiento”, opinó la experta.
Mientras tanto, para Mariño el reto también estará en consolidar las mejoras en la calidad de vida de los ciudadanos. Es evidente que la desigualdad sigue siendo un problema histórico que la capital no ha conseguido resolver de fondo. Si bien en general hay indicadores que han mejorado, algunas poblaciones y territorios siguen rezagados. Mariño citó ejemplos puntuales como los barrios en los que históricamente ha imperado la violencia, o la mala calidad del aire que se sigue registrando en zonas del suroccidente de Bogotá.
También se refirió a sectores de la población que están teniendo dificultades para acceder a derechos como el trabajo. “En general, el desempleo va disminuyendo y estamos cerca de tasas históricas incluso a nivel nacional, pero no está pasando lo mismo con las mujeres. Todavía hay ahí unas brechas poblacionales que no hemos logrado resolver”, puntualizó el director de Bogotá Cómo Vamos.
Pero quizás uno de los efectos más curiosos del cambio poblacional que enfrenta la capital es la consolidación de un sentimiento de cariño entre sus ciudadanos. La gente parece estar queriendo más a la ciudad con el paso de los años. Felipe Mariño sostuvo que Bogotá ha tenido porcentajes históricamente bajos en indicadores como el orgullo, la satisfacción con la ciudad y el optimismo. “Pero los tres indicadores vienen en ascenso desde el último año. Posiblemente, esta senda de crecimiento, que depende mucho de las decisiones que se tomen en la ciudad, va a estar influenciada por un mayor arraigo”, señaló Mariño.
El hecho de que Bogotá ya no sea la misma ciudad de acogida de cientos de miles de forasteros que fue en las últimas décadas podría generar un cambio profundo en la identidad colectiva de la capital colombiana. Carlos Roberto Pombo ve estos cambios con optimismo.
“Vamos a tener mayor empoderamiento de la ciudad, mayor apropiación. Con una tasa de crecimiento menor, los problemas van a ser menores. Por lo tanto, podremos construir mayor fortaleza cultural. Vamos a lograr que los bogotanos amen más a su ciudad”, dijo Pombo, esbozando una sonrisa.
*Este reportaje hace parte de un especial periodístico de PUBLIMETRO COLOMBIA a propósito del cumpleaños número 487 de Bogotá. Puede consultar todos los contenidos aquí.

