La violencia volvió a golpear al departamento de Bolívar en la madrugada de este viernes 19 de septiembre, cuando fueron hallados los cuerpos sin vida de Michelle Rivera y Wilson Fernández en un camino rural del municipio de Norosí, al sur del departamento. El hecho ha incrementado la alarma en una región que atraviesa una profunda crisis humanitaria por cuenta de la presencia de grupos armados ilegales y la disputa por el control territorial.
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De acuerdo con el reporte de las autoridades, las víctimas presentaban múltiples impactos de bala en la cabeza, además de señales de haber sido atados y torturados antes de ser ejecutados. Los cuerpos fueron encontrados a un costado de la vía que conecta el caserío de La Sabana con la cabecera municipal de Norosí, en un episodio que refleja la sevicia con la que se están cometiendo crímenes en esta zona del país.
Una mujer y un hombre nuevas víctimas del conflicto entre grupos armados en Bolívar
Las primeras hipótesis señalan que Rivera y Fernández habrían sido interceptados por un grupo de hombres armados en el caserío de La Sabana, para luego ser trasladados hasta el lugar donde finalmente fueron asesinados. Este doble homicidio se suma a la creciente lista de hechos violentos que han marcado a esta subregión en los últimos meses, en medio de la confrontación entre diferentes estructuras criminales.
En el último año, los enfrentamientos entre disidencias de las FARC, el ELN y el Clan del Golfo han dejado como saldo asesinatos selectivos, desplazamientos forzados y confinamientos, afectando principalmente a comunidades campesinas y familias que dependen de la agricultura para subsistir. La disputa por las economías ilícitas, como el narcotráfico y la minería ilegal, ha convertido a Norosí y municipios vecinos en un escenario de alta conflictividad.
Las autoridades locales confirmaron el inicio de las investigaciones para esclarecer los móviles del crimen y capturar a los responsables. Sin embargo, líderes sociales advierten que la respuesta del Estado ha sido insuficiente frente a la magnitud de la violencia en la región, donde el miedo y la incertidumbre se han convertido en parte del día a día de la población.