La familia de María Alejandra Monrroy continúa exigiendo respuestas claras sobre las verdaderas circunstancias que rodearon su muerte, ocurrida en un conjunto residencial de Barranquilla donde vivía junto con su pareja, un subintendente de la Policía. Desde el primer momento, los allegados de la joven han manifestado su inconformidad con la versión inicial de los hechos, especialmente tras las recientes revelaciones del estudio pericial que analiza lo sucedido la noche del 14 de enero de 2025.
Según declaraciones anteriores de la familia, María Alejandra era una mujer alegre, saludable, sin antecedentes de trastornos del sueño ni señales que apuntaran a una crisis emocional. “María Alejandra no padecía trastornos de sueño, no era sonámbula y mucho menos tenía motivos para acabar con su vida, como al parecer ha dejado entrever el subintendente”, aseguraron sus familiares al conocerse las primeras hipótesis del caso. Esta afirmación contradice los supuestos esbozados por el uniformado, quien ha insinuado que se habría tratado de un episodio de sonambulismo o un intento de suicidio.
Exigen justicia por María Alejandra Monrroy: dudas persisten sobre versión del subintendente
Aunque los resultados del informe forense todavía están en proceso de evaluación, algunos fragmentos filtrados han despertado nueva polémica. La familia de la víctima no ha emitido declaraciones oficiales frente al contenido del documento, que analiza aspectos como la trayectoria de la caída, las condiciones físicas del apartamento y posibles signos de violencia. Sin embargo, mantienen su posición de que hubo inconsistencias en el relato y las versiones del subintendente se contradicen y posibles omisiones en los primeros procedimientos judiciales.
En su momento, la defensa del uniformado sostuvo que la joven cayó accidentalmente desde un piso alto del edificio en un aparente estado de inconsciencia o alteración del sueño. No obstante, para los padres y hermanos de María Alejandra, esa explicación no solo carece de sustento, sino que busca encubrir lo que ellos consideran podría haber sido un acto de violencia intrafamiliar.
La Fiscalía General de la Nación, que asumió la investigación, ha recogido testimonios de vecinos, analizado cámaras de seguridad del conjunto y revisado los antecedentes del policía, quien no ha sido retirado de su cargo mientras avanza el proceso. La familia insiste en que debe haber celeridad y transparencia para esclarecer el caso, y han solicitado acompañamiento de entidades de derechos humanos y organizaciones de mujeres.
Este caso ha generado una fuerte reacción en redes sociales, donde usuarios han compartido mensajes de apoyo a la familia y han exigido justicia con la etiqueta #JusticiaParaMaríaAlejandra. Muchos internautas han recordado que en Colombia persisten serias fallas en la investigación de casos relacionados con posibles feminicidios, sobre todo cuando los presuntos implicados pertenecen a instituciones armadas o tienen vínculos con el poder.
Los abogados de la familia Monrroy consideran que el dictamen pericial puede ser determinante en una eventual reclasificación del caso, que actualmente está siendo tratado como una “muerte accidental”. De comprobarse que existieron indicios de agresión o de presión psicológica previa, se abriría la puerta a nuevas líneas de investigación, incluyendo una posible imputación por homicidio agravado.
A la espera de los resultados completos del estudio y del pronunciamiento oficial del ente investigador, la familia ha pedido respeto por la memoria de María Alejandra y ha reiterado su disposición a llegar hasta las últimas consecuencias para que se conozca la verdad. “No vamos a descansar hasta saber qué pasó realmente con nuestra hija. Su vida no puede ser reducida a una hipótesis sin pruebas claras”, concluyó un allegado cercano.
Mientras tanto, crece la presión sobre las autoridades para que se esclarezca este caso que, más allá de las implicaciones individuales, pone sobre la mesa una vez más la necesidad de fortalecer los protocolos en la atención e investigación de muertes de mujeres en Colombia.