Doris López, una madre venezolana residente en Valledupar, nunca imaginó que un programa deportivo podría cambiar la vida de su hijo mayor, Wilker. A los 5 años, sufrió una convulsión que afectó su desarrollo social y emocional. Los médicos pronosticaron un futuro limitado. Sin embargo, el Programa Ven y Juega se convirtió en un lugar seguro, rodeado de apoyo para la vida Walker.
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Ven y Juega, es el programa que no solo ha transformado la vida de Wilker, en 2023 impactó la vida de más de 1.320 niños, niñas, adolescentes y sus familias en situación de vulnerabilidad en los departamentos del Atlántico, La Guajira y Cesar en Colombia.
Es una iniciativa conjunta del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Save the Children y Fútbol Con Corazón, utiliza el fútbol como herramienta para promover la inclusión social, el desarrollo socioemocional y la construcción de paz en refugiados, migrantes venezolanos, colombianos retornados, comunidades de acogida y población indígena binacional.
Día Mundial del Refugiado: la inspiradora historia de Wilker, un joven talento del fútbol en Valledupar
Antes del programa, Wilker era un niño introvertido y con dificultades para comunicarse. Los entrenadores, las actividades de Ven y Juega, y sus compañeros fueron claves para que Wilker experimentara cambios positivos. Permitiéndole a través del programa fortalecer sus habilidades cognitivas (autonomía, toma de decisiones, solución de problema) sociales (empatía, trabajo en equipo, comunicación asertiva) y emocionales (gestión de las emociones, conocimiento de sí mismo y su autoestima) siendo fundamental para el crecimiento de Wilker.
“Tenía su autoestima por el suelo, no se comunicaba con nadie, él estaba mejor dicho en la soledad” relata Doris López, madre de Wilker. “Yo he visto bastante cambio en mi niño de 15 años porque ha tratado de socializar con otros de su edad, pues mejor dicho, ya en el hoyo en donde él estaba, en la cosa en donde él estaba, que decían los médicos que no podía salir de ahí a través del tratamiento, me decían que no, pero tuve fe en Dios”.
La historia de Wilker es un ejemplo palpable del impacto positivo que tiene el Programa Ven y Juega. A través de entrenamientos regulares, torneos, talleres y actividades recreativas, el programa no solo enseña habilidades futbolísticas, sino también valores como el trabajo en equipo, la disciplina, el respeto y la sana convivencia. Además, se involucra a las familias en las actividades del programa, brindándoles apoyo y herramientas para fortalecer los vínculos familiares y promover la crianza positiva.
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Día Mundial del Refugiado y Desplazado, que se conmemora el 20 de junio, hacemos un llamado a todos los sectores de la sociedad a unirse a la causa de Ven y Juega. Juntos podemos promover espacios de inclusión y de cohesión social, utilizando el juego y el diálogo, herramientas fundamentales para crear y fortalecer lazos de trabajo en equipo y sentido de pertenencia, derribando cualquier frontera y división para juntos reducir la xenofobia.