Alegra ver a Hernán Darío Herrera llevándose un título y sacándose el cassette, contando que en efecto sufrió mucho antes de estar sentado en el trono que hoy le ha sabido destinar el fútbol. Y más alegría debe darle al hincha ver cómo Giovanni Moreno, uno de esos refuerzos que Nacional se da el gusto de contar en sus filas, se levanta para poner las manos en el fuego por su DT y para decir que, si le renuevan al hombre nacido en Angelópolis, él es capaz de contemplar la posibilidad de aplazar su retiro por lo menos seis meses más. ¡No recuerdo tanto cariño público de un futbolista hacia el hombre que da las órdenes en el banco!
PUBLICIDAD
Al revisar la campaña de Nacional en números, es indiscutible evaluar sus merecimientos: casi un 61% de rendimiento a lo largo del torneo y además se dio el gusto de quitarse de encima a Millonarios -su archirrival y eliminándolo además a falta de una fecha para que terminaran los cuadrangulares- Junior y Bucaramanga y por si fuera poco se sacudió la paternidad tolimense de otrora y con la fórmula más cruel para quien fue vencido: recibir un gol en la última jugada, cuando es imposible reaccionar para cambiar el destino.
Y es acá en donde vale la pena hacer un par de anotaciones: Nacional tiene cómo mejorar mucho lo que ya ha hecho -que es muy bueno, quedar campeón le da ese aval- para que su camino triunfal vuelva a encarrilar tras cinco años en los que hubo desfile de egos, pero escasos resultados, algunos emparentados con momentos no tan dignos de la historia del verde. Ya puso una nueva primera piedra sobre la que se tendrá que trabajar en pos de mantener el buen momento y así siempre será más sencillo corregir.
Y este triunfo también enaltece al Tolima. Más allá del resultado, el camino que ha elegido en los últimos años el equipo de Ibagué es el ideal, más si se suma que para esta campaña no solamente vivió de su propio estilo, ya conocido por todos, sino que además dio un golpe en la mesa llevando refuerzos de categoría que fortalecieron su manera de jugar. Ha llegado a finales y además ya ha ido recuperando esa inversión económica con la inyección económica que significó su clasificación a octavos de final de Copa Libertadores.
De paso, ambos equipos dejan otro mensaje: las individualidades son capaces de cambiar un mal momento en la cancha. Así pasó con Barrera en el suspiro final o con Mier volando de palo a palo. O con Pabón desbordando, Candelo pateando desde la luna y Gómez emergiendo como dueño y señor. Tolima con Caicedo haciendo de 18 -porque es un 9 multiplicado por 2) o Rangel cazando en el área cualquier falla. Incluso el criticado Domínguez hizo bastante para, a partir de sus voladas, llevar a los tolimenses a octavos de copa. O Marulanda y Junior Hernández como bordadoras de los costados y Ureña quitando y pasando.
Por eso más allá del resultado, para ganar o aspirar a ser ganador no solamente basta con jugar bien. También se necesita de tipos curtidos y que lleven luz en el momento de mayores sombras, así en otros lugares del FPC piensen lo contrario. Que solo el juego basta.