Este año que ya termina cumplí el sueño de escribir y publicar la biografía de mi padre: el periodista Juan Guillermo Ríos. Dentro de las múltiples opiniones sobre el libro Memorias con paz, amor y buen genio (Intermedio Editores, agosto de 2021), quiero agradecer a los lectores compartiendo este comentario generoso y bello de un médico que se nutre de la intelectualidad: el doctor Jorge Iván Gaviria Londoño.
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“Le recuerdo en los ochenta, cuando su nombre era el primero en Antioquia y Colombia en prensa, radio y televisión. Nunca he sido un ‘teleadicto’, pero ¿quién no conocía a Juan Guillermo Ríos?
Memorias con paz, amor y buen genio es un libro nuevo, sin referencias, carente de bibliografía. Tiene cuatro meses de editado, 223 páginas. La fotografía del periodista en la carátula con ese inconfundible bigote acicalado que fue su firma, y las fotos al final brindan composición. ¿Es quizá una novela histórica?, ¿es una biografía? Me hice muchas preguntas y ese estímulo de encontrar lo desconocido me creó un ambiente ideal.
El libro es un compendium vitae lleno de manifestaciones y posibilidades. Al final todos ganamos; unos por su catarsis y a muchos nos hace reír o nos arranca una furtiva lágrima. Es comprender la vida desde la óptica del periodista.
Andrés Ríos, autor del libro e hijo del protagonista, es una pluma ágil, sabe comunicar, maestro lo es en transmitir, la lectura es fácil y combina anécdotas y enseñanzas, todas ellas enmarcadas en un rigor objetivo, lo que hace entrever de soslayo que estamos, con Juan Guillermo, con un académico puro y un intelectual depurado.
Hacer referencia a los nadaístas y a Fernando González es retomar la prístina fuente de los que aún bebemos de ella como referencia bibliográfica, formación intelectual y proceso vital. Esa descripción del hambre la saciaba Juan Guillermo con la dieta de sus lecturas caloríficas y de sus deseos energéticos, esa misma ‘dieta marasmática’ que supo manejar en la fama le distorsionó sus sistemas gastrointestinales y vegetativos; en sus relatos con la parca no permitió su autolisis, tampoco se evisceró.
Del estilo, me llaman la atención la concatenación de hechos y esa unión de datos sublimados con la historia correspondiente del país, siempre pensando en nosotros los lectores como sus compañeros de relatos y viajes. Esta historia geopolítica de Colombia y esa disección sociológica al buen estilo de Gustav Le Bon, la hace el periodista, que cabalgó a lomo de bueyes. Nos lleva del cantus planus a Cat Stevens sin dejar a nuestro colombianizado Joan Manuel Serrat: Paraules d’amor, els somnis del poeta. Paraules d’amor senzilles I tendres. No en sabíem més, teníem quinze anys. No havíem tingut massa temps per aprende’n. Tot just despertàvem del son dels infants.
Como Rainer María Rilke, Juan Guillermo Ríos es un comunicador abducido por una vocación total. Convirtieron la radicalidad del desagrado a esa realidad en el castillo donde habitaban con sus demonios, desgaste, intolerancias y sus nuevas conquistas laborales, confesionales e íntimas. Para Ríos, Rilke es su alter ego.
Recuerdo al finalizar la lectura de este libro y en último colofón a manera de stanza, el libro del sociólogo francés Pierre Bourdieu (1992) Las reglas del arte. No son reglas artísticas propiamente dichas, ni son las herramientas que usan el escritor, el músico, el pintor o el poeta; son reglas sociales que rigen la relación de las humanidades (literatura, música, pintura y el discurso crítico sobre ellas) con las diferentes esferas del poder (la política, pero también los editores, los periodistas, las revistas, los salones de arte). Un laberinto de relaciones sumamente complejo que el autor nos presenta de una manera ágil, concisa y fácil.
Recomiendo este libro a quienes quieran viajar a través del mundo de un Ser Humano que se hizo a pulso, humilde, intelectual y servicial. A título personal y con visos pretensiosos, una conversación con Andrés y Juan Guillermo Ríos debe ser una ‘tertulia celestial’”.
Doctor Jorge Iván Gaviria Londoño. Miami, 10 de noviembre de 2021.