El presidente Gustavo Petro viajará este miércoles a la ciudad de Belém, en la Amazonía brasileña, para participar en la reunión de jefes de Estado de la cumbre climática de la ONU (COP30), un encuentro decisivo para definir compromisos internacionales frente a la crisis ambiental. Según confirmó la Presidencia de la República, el mandatario llegará a Brasil tras liderar dos reuniones de Gobierno en Bogotá, en el marco de una agenda diplomática que, en la última semana, también lo llevó a Arabia Saudí, Egipto y Catar para impulsar alianzas en materia energética y de cooperación internacional.
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En esta ocasión, Colombia presentará tres propuestas estratégicas que buscan contribuir a la discusión global sobre la transición ecológica. La primera de ellas consiste en reconocer la biodiversidad como solución climática, destacando que los ecosistemas naturales son herramientas esenciales para absorber carbono, regular el clima y sostener la vida en el planeta. La segunda propone avanzar en la eliminación progresiva de los combustibles fósiles, un asunto que enfrenta tensiones internacionales debido a la dependencia económica que aún tienen varios países respecto al petróleo, el gas y el carbón. La tercera plantea la necesidad de una reforma del sistema financiero internacional, con el fin de asegurar financiamiento climático para los países del Sur Global sin incrementar sus niveles de deuda externa.
Gobierno colombiano insistirá en la protección de la Amazonía como solución climática
De acuerdo con Daniela Durán, jefa de la Oficina de Asuntos Internacionales del Ministerio de Ambiente, la COP30 debe ser un punto de inflexión para que la comunidad internacional reconozca que la biodiversidad no es únicamente un patrimonio natural, sino también una pieza central de la respuesta frente al cambio climático. Durán advirtió que el Bioma Amazónico está en un momento crítico debido al avance del extractivismo y la deforestación, lo que podría llevarlo a un punto de no retorno. Por ello, insistió en que la cumbre debe garantizar financiamiento para la Amazonía, los bosques y la biodiversidad sin poner cargas adicionales a los países que históricamente no han sido los principales responsables de la contaminación global.
La propuesta del Gobierno colombiano también se fundamenta en la idea de que la transición ecológica debe involucrar a la sociedad civil, especialmente a las comunidades indígenas, afrodescendientes, campesinas y urbanas que habitan los territorios más afectados por los impactos climáticos y ambientales. Para el Ejecutivo, no basta con acuerdos entre gobiernos: la defensa de la naturaleza debe construirse desde la participación territorial y el fortalecimiento de los conocimientos ancestrales.
Paralelamente, el contexto internacional en el que se desarrolla la COP30 está marcado por un importante movimiento político en la Unión Europea (UE). Este miércoles, los países del bloque llegaron a un acuerdo político para reducir sus emisiones de CO₂ en un 90% para 2040, tomando como referencia los niveles de 1990. La negociación fue compleja y se extendió por casi 24 horas, con la oposición de Eslovaquia, Hungría y Polonia. Este consenso permitirá actualizar los planes climáticos de la UE de cara a la cumbre de Belém.
No obstante, el acuerdo introduce flexibilidades. Los países podrán compensar hasta un 5% de la reducción mediante la compra de créditos de carbono a terceros países y otro 5% a través de fondos nacionales o europeos. Esta medida ha generado discusión interna, pues algunos gobiernos consideran que reduce el esfuerzo real de reducción de emisiones. Países como España habían insistido en mantener el objetivo del 90% sin flexibilidades amplias, mientras otros, como Italia, pidieron mayor margen. Asimismo, se decidió retrasar hasta 2028 la implementación del sistema de comercio de emisiones ETS 2, que pondrá un precio al CO₂ generado en el transporte y en los sistemas de calefacción.
Otro punto clave del acuerdo europeo es el reconocimiento del papel de los sumideros de carbono, como los bosques y humedales, que actúan como reservorios naturales de CO₂. Dado que factores como la sequía o el aumento de temperaturas pueden disminuir su capacidad, se estableció que los países no estarán obligados a compensar ese déficit mediante mayores reducciones en otros sectores.
Mientras tanto, en Brasil avanza la participación de la sociedad civil de cara a la COP30. Las Enviadas Especiales de la COP30 para Mujeres, Igualdad Racial, Periferias y Derechos Humanos, entre ellas Janja Lula da Silva, han coordinado una serie de encuentros denominados “Voces de los Biomas”, cuyo objetivo ha sido recoger propuestas y demandas de comunidades en diferentes territorios del país. Esta iniciativa escuchó a más de 650 representantes, en su mayoría mujeres, quienes expusieron preocupaciones y soluciones desde sus realidades locales.
Las conclusiones de estos encuentros serán llevadas directamente a la Zona Azul, el espacio oficial de negociación en la COP30, como una forma de garantizar que las voces comunitarias tengan peso político y simbólico dentro de la discusión internacional.
En este escenario, la presencia de Gustavo Petro en Belém no solo marca la participación de Colombia en la cumbre, sino también la insistencia del país en promover una transición energética justa, la defensa activa de la Amazonía y una discusión profunda sobre el modelo económico global. Para el Gobierno, no se trata únicamente de enfrentar la crisis climática, sino de redefinir la manera en que se organiza la economía planetaria y la relación entre desarrollo, naturaleza y bienestar colectivo.

