Filippo Sorcinelli es un nombre que, aunque poco conocido fuera del mundo del arte sacro, ha estado íntimamente ligado a uno de los símbolos más poderosos del catolicismo: el papa. Su talento como diseñador lo ha llevado a confeccionar más de 70 vestiduras para dos pontífices, Benedicto XVI y Francisco, incluyendo la casulla que el actual papa usó en su misa inaugural en la Capilla Sixtina.
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Nacido en 1974 en Italia, Sorcinelli creció fascinado por la estética de la Iglesia Católica. “Recuerdo haber visto las pinturas en la pared, las estatuas, los armarios separados para las vestimentas”, relató en una entrevista con Air Mail. Ese amor por lo sagrado lo llevó a fundar el Atelier LAVS, un laboratorio de arte litúrgico que hoy es referente en el diseño de ornamentos religiosos.
Pero lo que convierte a Sorcinelli en una figura particularmente disruptiva en el entorno vaticano no es solo su arte, sino su identidad: es abiertamente homosexual y católico practicante. Esta combinación, que muchos considerarían una paradoja, es para él una expresión legítima de fe. “La iglesia debe ser acogedora, no debe rehuir nada y estar abierta a todos los aspectos de nuestra sociedad”, afirmó en una conversación con DW News. “La iglesia debe afrontar todo sin temor, porque eso también forma parte del mensaje cristiano”.
El estilo de Sorcinelli es tan distintivo como su visión: cada prenda está diseñada para estimular los cinco sentidos, con materiales livianos y texturas majestuosas, y con un aroma a incienso que evoca la espiritualidad del ritual.
A pesar de las imágenes públicas en las que posa sin camisa mostrando sus tatuajes —algo poco común en figuras cercanas al Vaticano—, Sorcinelli se mantiene firme en su compromiso espiritual y artístico. Considera su trabajo como un ministerio, una manera de servir a Dios a través de la belleza.
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Hoy, con el fallecimiento del papa Francisco, muchas de las piezas diseñadas por Sorcinelli toman una nueva dimensión simbólica. Son más que vestiduras litúrgicas: son parte del legado visual de un pontificado que intentó tender puentes entre tradición y apertura.