En el municipio de Codazzi y Pueblo Bello, ubicados en el departamento del Cesar, se vive una situación tensa marcada por la posibilidad de una “limpieza social”. En Codazzi, la escalada de violencia se evidenció con el asesinato de un individuo, cuyo cadáver fue acompañado por un inquietante letrero que rezaba: “por rata y jalador de motocicleta. AGC presente”. Este macabro mensaje sugiere la presencia de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) y la aplicación de medidas extremas contra individuos señalados.
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En paralelo, en Pueblo Bello, dos hombres fueron brutalmente asesinados con armas blancas, lo que la comunidad local interpreta como parte de una posible “limpieza social”. La incertidumbre crece entre los residentes, quienes temen que esta violencia indiscriminada pueda propagarse.
Cuatro personas fueron asesinadas y les pusieron letreros “fuera ratas”, en limpieza social en Cesar
La consternación también embarga a los habitantes de Pueblo Bello por el impactante asesinato de una pareja en Costa Rica, una zona rural del municipio. Las víctimas, identificadas como José León y Angie Rodríguez, eran pareja sentimental y, según informes preliminares, perdieron la vida a manos de un agresor armado con arma blanca. Las autoridades han iniciado investigaciones para esclarecer los móviles y determinar a los responsables de este doble crimen que ha conmocionado a la comunidad.
Este clima de violencia se suma a los desafíos que enfrenta la región, especialmente en la Sierra Nevada de Santa Marta. En este contexto, más de 400 indígenas Wiwa han sido desplazados debido a los enfrentamientos entre las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada (ACSN) y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC). Este éxodo resuena con el temor de revivir episodios de violencia similares a los de 2002, cuando paramilitares, respaldados por fuerzas oficiales, provocaron desplazamientos forzados y masacres en La Guajira.
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El reciente enfrentamiento armado en Limón Carrizal, cerca de la Sierra Nevada, ha exacerbado la crisis, llevando a más de 100 hombres armados a cruzar las tierras de la comunidad Wiwa. Como resultado, más de 250 indígenas se encuentran confinados, buscando refugio y seguridad en Riohacha y el Cesar. Organizaciones de derechos humanos han reportado cuatro combatientes muertos en este conflicto y alertan sobre la precaria situación humanitaria que enfrentan los desplazados. La región se enfrenta a una compleja encrucijada, donde la violencia amenaza la estabilidad social y la vida de comunidades vulnerables.
