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El ritmo marca nuestras vidas

El ritmo influye significativamente en nuestra percepción y conexión con el mundo, ampliando su impacto en nuestra vida social y bienestar general. Metro investiga a qué se debe su importancia.

ritmo
Ritmo Desde cantar juntos en contextos religiosos o ceremoniales hasta bailar en sincronía en reuniones sociales, el ritmo actúa como aglutinante social, fomentando un sentido de identidad colectiva y promoviendo la unión social. (Pixabay)

El ritmo es un aspecto fundamental de nuestras vidas, que a menudo opera inconscientemente en segundo plano. Y no sólo tiene que ver con la música o la danza, sino también con nuestras rutinas diarias, nuestros patrones de habla e incluso nuestros procesos de pensamiento. Según los expertos, el ritmo nos ayuda a dar sentido al mundo que nos rodea proporcionándonos estructura y previsibilidad.

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“Nos ayuda a entender y predecir patrones, haciendo que el mundo parezca menos caótico y más manejable. Por ejemplo, el ritmo del habla puede influir en cómo interpretamos y respondemos en una conversación. Del mismo modo, el ritmo de nuestras rutinas diarias puede influir en nuestro estado de ánimo y bienestar general. Podemos ver el ritmo como un marco que nuestro cerebro utiliza para procesar e interpretar la información”, explica a Metro Bayu Prihandito, fundador de Life Architekture y experto en psicología.

Entre otras cosas, el ritmo sirve para crear una sensación de armonía y equilibrio. También puede imponer orden y estructura, así como movimiento y energía. Y por eso puede ser útil de muchas formas distintas en nuestro trabajo diario.

“Por ejemplo, los obreros que realizan trabajos duros, como romper rocas, suelen cantar para mantener el ritmo de sus mazos. Los carteros de Ghana ponen sellos a mano con un ritmo distinto. Los tejedores de alfombras de Irán utilizan cánticos con una compleja estructura musical para comunicar los patrones de tejido a sus compañeros”, explica Alan Senejani, cofundador de LVL Music Academy, con sede en Singapur.

En contextos sociales, el ritmo puede ser un pegamento que une a las personas. Cuando participamos juntos en actividades rítmicas, como bailar o hacer música, se fomenta una sensación de sincronía y experiencia compartida. Esto puede reforzar los lazos sociales y crear un sentimiento de pertenencia. Incluso en una conversación, hay un ritmo en nuestra forma de hablar e interactuar, y estar en sintonía con él puede hacer que la interacción sea más armoniosa.

Hannah Mayderry, asesora de salud mental licenciada en EE.UU., destacó que el ritmo se utiliza a menudo en terapia para fomentar la curación y mejorar la capacidad de comunicación.

“La musicoterapia, por ejemplo, emplea el ritmo a través de instrumentos y de la voz para ayudar a las personas a expresarse y a resolver problemas emocionales. Como terapeuta, también creo que hay un ritmo único en la relación entre un terapeuta y cada uno de sus clientes. Cuando estoy en sintonía con el ritmo de la relación terapéutica, soy capaz de escuchar atentamente y responder con empatía, basándome en lo que mi cliente necesita en un momento determinado”, declaró sobre su experiencia laboral.

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Mayderry concluyó: “A medida que seguimos comprendiendo las profundas formas en que el ritmo afecta a nuestras vidas, preveo más estudios que examinen la interacción entre el ritmo y el bienestar psicológico. Esto podría allanar el camino a enfoques terapéuticos innovadores que incorporen el ritmo, y a una comprensión más profunda de su papel en nuestras estructuras sociales y nuestra vida cotidiana”.

El ritmo mejora nuestras vidas de muchas otras maneras, como potenciando nuestras capacidades cognitivas, mejorando nuestra memoria y favoreciendo el bienestar general. También puede proporcionar un sentido de identidad cultural y ayudar a preservar prácticas y conocimientos tradicionales

—  Dr. Nick Bach, psicólogo estadounidense afincado en Louisville.

ENTREVISTA

Emilio Guarino, `productor de glitchmagic.com, que estudia el ritmo

¿Qué impacto ha tenido en su vida el estudio del ritmo?

–Estudiar el ritmo -y la música en general- me ha ayudado a ver patrones en cosas que de otro modo no habría visto. Cuando era más joven no veía la conexión entre la aptitud musical y las matemáticas, pero ahora diría que utilizan muchos de los mismos músculos. Comprender eso me ayudó a aprender a separar algo en sus partes constituyentes, entender cómo interactúan y funcionan juntas y luego volver a ensamblarlas.

Háblenos de sus últimas investigaciones relacionadas con el ritmo.

- He interpretado una pieza llamada Vocagammified con el compositor Tod Machover, del MIT Media Lab, basada en la investigación " El parpadeo de luz de 40 Hz altera los microestados de la electroencefalografía cerebral humana y la complejidad implicada en las enfermedades cerebrales”. Utilizaba un zumbido de frecuencia gamma de 40 Hz (aproximadamente un Mi grave en contrabajo) para inducir cambios beneficiosos en el cerebro de pacientes con Alzheimer. Es un campo de investigación apasionante.

¿Qué importancia tiene el ritmo?

- Tanto en la música como en la vida, considero que el ritmo es una fuerza estabilizadora que puede permitir a una persona ver hacia dónde va algo o construir cosas más complejas. Los ritmos son básicamente patrones simples y repetitivos que pueden existir como un bucle o un surco, o unidades más pequeñas como pares individuales de notas de octava con puntillo que pueden encadenarse para crear estructuras mucho más sofisticadas. Me he dado cuenta de que hay muchas similitudes entre programar y trabajar con computadoras en este sentido: se pueden hacer cosas interesantes con circuitos simples, por ejemplo. Si se entiende el ritmo, muchos de esos conocimientos se trasladan a otros ámbitos de la vida, sobre todo en áreas en las que el reconocimiento de patrones es importante.

También se puede utilizar para aumentar la productividad, ¿verdad?

- Hay muchos ejemplos en los que, literalmente, se pone música a trabajar, en parte sincronizando a los trabajadores para que funcionen como una unidad, pero también ayudándoles individualmente a alcanzar un estado más meditativo que pueden utilizar para ayudar a soportar una actividad larga y tediosa. La mayoría de la gente puede experimentar este tipo de meditación simplemente saliendo a correr o caminando a paso ligero. Al principio, las cosas resultan un poco incómodas y uno piensa en todo lo demás que preferiría estar haciendo en lugar de la tarea bastante aburrida que tiene entre manos. Pero tras unos minutos de actividad, las extremidades, el ritmo cardiaco y la respiración se acompasan y, cuando esto sucede, el estado mental se vuelve más tranquilo y, a la vez, más enfocado.

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