Los antivirales se van a sumar en las próximas semanas a la batalla contra la pandemia mundial causada por la covid-19 y podrían convertirse en una de las armas principales para evitar el agravamiento de la enfermedad y las consecuentes hospitalizaciones.
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Se sumarán así a las vacunas en esa batalla, pero no serán la última herramienta sanitaria, ya que las investigaciones apuntan también a la eficacia de los anticuerpos monoclonales como una de las mejores opciones terapéuticas para los pacientes con riesgo de sufrir las infecciones más graves a causa de este coronavirus.
Tras varios estudios, se ha comprobado que la píldora antiviral puede tener un índice de efectividad contra la enfermedad grave y hospitalización por Covid-19 en un 89%. Sin embargo, también se vienen desarrollando en una tercera línea en nuevo fármaco.
Se consolidan así los antivirales como la segunda línea -tras las vacunas- de batalla contra la covid-19, pero en la tercera línea toman ya posiciones los “anticuerpos monoclonales”, unos fármacos biológicos que se podrían convertir en una de las mejores opciones terapéuticas para pacientes con riesgo de sufrir una infección grave por coronavirus, según el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) español.
La Agencia Europea del Medicamento ha autorizado ya el uso de algunos tipos de anticuerpos monoclonales.
La técnica de los anticuerpos monoclonales consiste en generar anticuerpos en ratones u otros animales que han sido expuestos al SARS-CoV-2 o a partes de este, y que les han ayudado a neutralizar el coronavirus.
Los anticuerpos se pueden producir luego a gran escala y pueden servir para evitar cuadros muy graves de covid-19 en la población con mayor riesgo, ha destacado el CSIC, que ha detallado que serían una ayuda externa a las defensas producidas de forma natural por el sistema inmunitario humano.
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Los anticuerpos monoclonales no sirven para evitar contraer la covid-19, sino que están diseñados para personas que ya se han infectado y presenten un alto riesgo de acabar hospitalizadas.
Según el CSIC, estarían especialmente indicados para pacientes con obesidad, diabetes o personas mayores, y podrían resultar también especialmente útiles en personas inmunodeprimidas y que no tienen la capacidad de generar sus propios anticuerpos para neutralizar el SARS-CoV-2.