El 3 de mayo Kevin Agudelo Jiménez recibió un impacto de bala directo al pecho a manos del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) durante la celebración de un acto para conmemorar los fallecidos durante las protestas en Cali.
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Ahora su padre, Luis Carlos Agudelo, denuncia desde España el uso de esta fuerza en las protestas pacíficas del país.
Desde el exilio, habla papá Kevin Agudelo, asesinado por el Esmad
”No se necesita este tipo de fuerza en las protestas. ¿Cómo vas a mandar un grupo de guerra a una protesta social con fusiles de alcance de 600 metros y armamento de guerra?. Es terrible perder a un hijo así, yo no se lo deseo ni a los que hicieron eso”, denuncia Agudelo en una entrevista con EFE en Madrid, ciudad en la que vive en la actualidad. Hay que señalar que Agudelo salió de Colombia hace unos días, con apoyo de Amnistía Internacional, tras vivir persecuciones al tratar de esclarecer lo que sucedió.
La tarde del 3 de mayo, en el barrio de Siloé, en Cali, padres y madres con sus hijos junto con los jóvenes de la ciudad organizaron un ‘velatón’, un homenaje con velas a los asesinados durante las anteriores protestas mientras cantaban arengas contra el Gobierno.
“Llegó un momento, a eso de las 8 de la noche, cuándo un helicóptero empezó a sobrevolar y alumbrar el lugar con una luz cegadora”, explica Agudelo, fue entonces cuando “los GOES (Grupo de Operaciones Especiales) se colocaron en los puntos de salida y empezaron a disparar con fusiles Tavor’ de calibre 556 de 600 metros de alcance”.
”Uno de los muchachos que iba con él me dijo que lo vio esconderse detrás de un poste, fue cuando mi hijo se asomó que el muchacho lo vio caer. Era porque le habían dado un disparo en el pecho”, recuerda el padre exiliado.
Kevin Agudelo, asesinado por el Esmad
Kevin Agudelo Jiménez había cumplido 22 años el pasado mes de abril y acababa de terminar sus estudios de electricidad industrial en el SENA, Servicio Nacional de Aprendizaje.
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Su padre lo describe como un joven “respetuoso y amable, tenía empuje. Además era un gran futbolista, jugaba en la Tercera División de Colombia”.
Esa noche murieron dos jóvenes más, Harold Antoni Rodríguez Mellizo y José Emilson Ambuila, a este último le dispararon mientras subía el cuerpo de Kevin a la moto para que recibiera atención médica: “Yo cuando llegué al hospital me dijeron que acaban de matar a Ambuila, fue como una cacería”, detalla.