Una alianza público-privada, con el apoyo de la cooperación internacional, presentó un plan estratégico hasta el 2030 para proteger el páramo de Santurbán, una de las principales reservas de agua dulce de Colombia.
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La Alianza BioCuenca, que hace seis años creó el primer Fondo de Agua de Colombia con una estructura basada en la sostenibilidad y el objetivo de apoyar la descarbonización de la economía en el noreste de Colombia, donde está ubicado el páramo, trazó un nuevo plan estratégico al año 2030 denominado “Grant Agreement GIZ”.
Esta iniciativa contempla la implementación de un portafolio verde con mecanismos financieros que garanticen su sostenibilidad, servicios innovadores, gestión del cambio climático y proyectos de compensación, entre otros, según la presentación que tuvo lugar en Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander.
El páramo de Santurbán, ubicado en la cordillera oriental de los Andes, es un ecosistema de gran biodiversidad de donde bajan numerosas fuentes de agua potable que abastecen a más de dos millones de personas del noreste del país.
Los frailejones, vegetación típica de los páramos andinos, capturan en sus grandes hojas el vapor de agua de la niebla y la convierten en gotas de agua que alimentan a los ríos de los que se abastecen ciudades como Cúcuta y Bucaramanga, las principales del oriente del país.
El páramo también aporta buena parte del agua que llega a cuencas del oriente colombiano, como la del río Catatumbo, que desemboca en el lago Maracaibo, en Venezuela.
La estrategia
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La gerente de la Alianza BioCuenca, Andrea Yáñez, señala que este programa se creó con el objetivo de generar estrategias innovadoras que motiven el compromiso ambiental de las empresas mejorando la calidad de vida de las comunidades que residen en la zona de Santurbán, cuya área protegida fue ampliada por el Gobierno colombiano a 42.000 hectáreas en 2014.
Según Yáñez, la vinculación con el sector público y privado ha permitido cambiar la dinámica de conservación al unir actores y cofinanciar proyectos como MiPáramo, MiCatatumbo, Árbol de la Esperanza y Cuencas Unidas, que generan acciones de conservación, protección y reforestación, en beneficio del ecosistema.
Los campesinos de la región apoyan la iniciativa porque sienten que aunque el área protegida del páramo les reduce las tierras para cultivar, no se han quedado solos.
La Alianza marcó una diferencia en “el deseo de los pobladores de conservar porque, por primera vez, una entidad está dispuesta a apoyar al campesino a mejorar su sistema de producción agropecuaria, generando productos limpios, beneficiando a todo el que los consume. El páramo es el eje del departamento”, dijo Germán Salamanca, presidente de la asociación Asosalado.
Por su parte, Sebastian Sunderhaus, representante de la Agencia de Cooperación Internacional del Gobierno Alemán (GIZ), dijo a Efe que “se ha mantenido una dinámica cercana con las comunidades, que han pasado mucho tiempo sin ser escuchadas”.
La iniciativa comenzó con 11 socios y hoy cuenta con más de 40, gracias a la apoyo de la cooperación alemana y también de la embajada suiza. EFE