Una profunda tragedia sacudió al municipio de Dabeiba, en el occidente de Antioquia, tras confirmarse el hallazgo sin vida del niño Uriel García Jumi, de 9 años, quien había desaparecido luego de caer al río Sucio desde una garrucha artesanal en zona rural. El menor, perteneciente a una comunidad indígena de Mutatá, intentaba cruzar el afluente junto a su madre y su hermano de 13 años cuando perdió el equilibrio y fue arrastrado por la corriente.
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El lamentable accidente ocurrió en el sector de Alto Bonito, antes del túnel de La Llorona, una región montañosa donde las comunidades campesinas e indígenas dependen de estas estructuras rudimentarias para transportar alimentos y desplazarse entre veredas. Aunque el uso de las garruchas está prohibido para el transporte de personas, la falta de vías seguras y las crecientes lluvias de la temporada obligan a los habitantes a arriesgar sus vidas en estos precarios mecanismos.
Tragedia en Dabeiba: hallan sin vida al niño que cayó al río Sucio desde una garrucha artesanal
La búsqueda del menor se prolongó durante dos días con el apoyo del Cuerpo de Bomberos de Dabeiba, voluntarios de la zona y el Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres de Antioquia (Dagran), que utilizó drones especializados para rastrear los sectores de difícil acceso. Las condiciones climáticas adversas, el terreno escarpado y la fuerza del caudal complicaron las labores de rescate. Finalmente, el cuerpo del niño fue hallado en el sector de Llano Rico, aguas abajo del punto donde se produjo la caída.
A través de un comunicado, el Dagran lamentó profundamente lo sucedido y envió un mensaje de solidaridad a los familiares del menor. “Lamentamos este hecho y enviamos nuestras condolencias a la familia”, expresó la entidad en sus redes sociales.
El alcalde de Dabeiba hizo un llamado urgente al Gobierno Nacional y a la Gobernación de Antioquia para impulsar proyectos de infraestructura rural que permitan reemplazar estas estructuras peligrosas. Según las autoridades locales, al menos once veredas de la zona dependen de las garruchas artesanales para comunicarse, transportar productos agrícolas o llegar a centros educativos y de salud.
La comunidad exige que esta tragedia sea un punto de partida para garantizar seguridad y conectividad a las poblaciones rurales que hoy siguen dependiendo de métodos inseguros para movilizarse.