Francois Morillion, cofundador de Veja, la icónica marca de tenis que acaba de llegar a Colombia, se sentó en nuestra Silla de Gerentes para hablar de este proyecto que suma materiales reutilizados, diseño de lujo y todo un estilo de vida que está transformando el consumo de zapatillas en el mundo.
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¿Qué es Veja?
Veja es una palabra portuguesa, brasileña, y el sentido de la palabra es “Mira”: mira qué está detrás de estos tenis. Es una invitación al cliente a descubrir la fabricación del tenis, la materia prima del tenis, las cadenas de valor que están por detrás del producto. Es una idea que nació hace 20 años conmigo y mi mejor amigo de infancia, Sébastien Kopp; tuvimos ese sueño de proponer algo nuevo, de poder estar felices y orgullosos de los tenis que usamos, porque somos fans de las grandes marcas de tenis desde desde pequeños, crecimos en la generación que usa básicamente solamente tenis, pero siempre con una duda sobre su fabricación en China, Vietnam, y las materias primas que se utilizan. Por eso ahí tuvimos la idea de intentar encontrar lugares que tienen impacto positivo en la fabricación de unas zapatillas, y nació Veja.
En últimas Veja es una invitación a tener unos tenis con un diseño cool, muy bien hechos, pero producidos de forma sostenible; ¿su diferencial es ese llamado en contra de la fast fashion?
Sí; tú vas a andar en la calle, vas a ver una vitrina, vas a ver el producto y te vas a sentir atraído por el diseño, por la belleza, pero después en casa tal vez vas a descubrir cómo fue hecho, de dónde viene, el sentido de estos tenis. Y eso es poderoso.
¿Cómo les ha ido con su llegada a Latinoamérica?
Nosotros somos dos franceses, pero la marca nació con un pie en Francia y un pie en Brasil, porque encontramos en Brasil todo lo que necesitábamos para nuestro proyecto: fábricas con una calidad de producción muy alta y calidad social muy alta, muy diferente de la realidad social de las fábricas de Asia, donde todas las grandes marcas fabrican. Y Brasil tiene un polo de fabricación muy antiguo, creado por italianos que vivieron en el siglo XIX, comenzaron la fabricación de calzado para el mundo y tienen también cadenas de valor diferenciadas, que son también proyectos sociales. Son generalmente cooperativas o asociaciones de pequeños productores de algodón, de caucho en la selva amazónica, y después encontramos también cooperativas de recicladores y comenzamos a trabajar con criadores de ganado de Uruguay que tienen un manejo orgánico... Veja es una manera de juntar iniciativas que existen en Brasil, también en Perú y Uruguay, y el producto es el lugar de encuentro de esos proyectos increíbles que ya existen.
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¿Cómo llegamos a esa apuesta de diseño tan llamativo?
Sébastien tiene un un ojo muy detallista y siempre está buscando hacer productos que son inmortales, que no sufren mucho las tendencias. Es difícil porque no todos los productos son inmortales, pero tenemos, por ejemplo, productos en nuestra colección que tienen más de 20 años. El primer tenis está en la colección hace 20 años. La idea es salir un poco del flujo del fast fashion; claro que tenemos colaboraciones, que tenemos momentos en que un estilo está más popular, pero buscamos siempre hacer zapatillas clásicas que pueden servir en el tiempo.
¿Qué futuro le ve a Veja en Colombia?
Para nosotros la entrada al mercado colombiano no es solamente comercial, es también una manera de comenzar a conversar con la cultura colombiana. Recibimos una invitación para participar de un evento en Medellín. Vamos a hablar con las empresas de moda de Medellín, vamos a aprender de su pensamiento, de sus ideas. Y ni hablar de la música: una marca es cultura también. Vinimos con la intención de pensar cómo vamos a hacer la marca un poco más colombiana, porque siempre cuando voy a Japón yo pienso: ¿cómo vamos a hacer la marca más japonesa? También hay algo en el corazón de Veja y para nosotros es el motivo de expansión geográfica, es el lado cultural de intercambio, de aprender uno del otro.
¿Y cuál es la cultura de Bella?
Es una cultura de respeto de las diferencias, de poner a las personas que están a la sombra en la luz. Y es una cosa que trae mucha alegría para, por ejemplo, las mujeres que están haciendo el reciclaje de residuos en las calles de Brasil: ellas son consideradas casi indigentes y no lo son, están trabajando y prestando un servicio a la sociedad muy importante. Pero los ojos de la sociedad no las ve. Y a través de nuestro proyecto, de nuestros tenis, pues necesitamos comprar hilo de de PET reciclado y vinculándolas a ellas vamos directo a la fuente; pagamos el doble del precio y estamos valorizando a estas personas económicamente y también culturalmente. Ese es un ejemplo, entre otros, de cosas que sí son posibles a través de la empresa y que se tornan parte de nuestra cultura. Cuando nos reunimos para hacer el lanzamiento de una colección siempre invitamos a la gente de las cadenas de valor, queremos que cuenten su historia y son momentos muy alegres. Y creo que los momentos que vamos a vivir aquí en Colombia van a ser también interesantes para todos. Colombia también tiene un trabajo muy interesante en conservación de bosques y sostenibilidad, y es muy interesante compartir esa experiencia.
Pienso que cuando hablamos de Veja no hablamos solamente de moda o de un producto, hablamos de una cadena de agradecimiento y esa es una forma linda de pensar en algo que es mucho más que un zapato...
Sí. Es realmente la idea. Es difícil porque muchos clientes nuestros están comprando las zapatillas sin saber, y eso está bien, pero es importante que un día se den cuenta de en qué están involucrados, que tienen un un pedazo de la Amazonía en los pies y un poco de la energía de las 5000 personas que están hacen posible este proyecto.