Olga Piedrahita es de la primera generación de diseñadores colombianos que creó una industria y un sello de identidad que se mantiene a través de su expresiva y única elegancia con piezas que parecen obras de arte y que se reinventan en su particularidad cada temporada.
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Este talento, desde hace años, también lo ha llevado a la marca textil Lafayette, icónica en Colombia, donde ha mostrado cómo su amor por lo botánico, lo introspectivo y a la vez gráfico, puede llegar a democratizarse.
Esta vez, a través de la fluidez y la versatilidad del beachwear y la estampación digital en fibras naturales y 256 colores que hacen que sus piezas destaquen a simple vista.
Para esta ocasión, la marca y Piedrahita decidieron experimentar con telas naturales como el Ciprés, ideal para piezas fluidas y la Taeda, resistente y sutilmente brillante que absorbe la humedad.
De esta manera, a través de la tecnología y el compromiso sostenible de ambas marcas, se crean bases que dan pie a tener un propio modelo pero con los ojos, manos y esencia de una diseñadora que pervive en su exquisita atemporalidad. Nueva Mujer Colombia habló con ella de la colección.
¿Cómo ha evolucionado su trabajo de crear textiles con Lafayette?
Lafayette ha sido una compañía comprometida con el diseño y con el talento. Cada temporada que elegimos y hacemos un calendario intervienen unos talentos increíbles.
La compañía está enfocada en apoyar el talento colombiano y esto nos lleva a estar muy sintonizados para contar una historia coherente con lo que esta quiere y con sus valores de marca. De ahí que lo que propongamos sea una gran aventura creativa de talentos.
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Ahora: ¿cómo fue el proceso de esta colección en particular?
Bueno, yo tengo dos hijas: Manuela, psicóloga y educadora. Y tengo a Daniela, mi hija diseñadora textil. Ella es la encargada. Su vocación creativa es convocar también artistas plásticos. Lo que ella aporta es esa cooperación cada temporada.
Dani coge todos esos derechos que les cede y les hace una visita. A veces sale la obra completa del artista, a veces ella pone sus elementos. Entonces, es algo muy interesante, porque cada uno pone de su pasión. Pero ambas son muy creativas.
¿Cuál sería su sello en el tema sostenible?
En el tema sostenible hemos estado desde hace muchos años y nuestro lienzo es el algodón. 100% colombiano. Esto, ya que nos da unos resultados muy interesantes con tinturas naturales. También con el tema sostenible está mi hija Daniela, que trabaja con los artesanos.
Se trabaja con los artesanos que trabajan en Las Palmas y manda mentalizar y bañar en oro y plata las piezas. A su vez, reusamos cuando . cortamos los textiles. Incluso con los accesorios que hace Daniela.
¿Cuáles son los orígenes para crear esa esencia en esta colección?
Daniela tiene varios archivos en su computador y va dejando piezas de cada temporada. Ahí vio que tenía unas imágenes muy hermosas y volvimos a mis temas preferidos: la mujer, las aves, las frutas, las semillas, las flores, las hojas enormes. Me gusta buscarle sustancia a esto, porque es un tema bello y soy yo.
Y al verla fluir trabajando en esto, también veía que la tela nos hablaba. Sobre todo cuando el tema es tan tropical, cuando tiene conjuntos y complementos para la playa. Pensé en siluetas cómodas, vuelos y movimientos. Por ahí nos fuimos.
¿Y el proceso de edición?
Es interesante, porque es un tema de proporción y de retos. Imagínate que los kimonos tienen que ser 60 kimonos y que le quedaran bien a todas tallas. La prenda debía ser bonita, cómoda y fácil. Esto, en relación a unificar en una prenda todas las tallas a la vida real. Pero hay otro tema: asimetrías. Que la tela fluyera, volara. Daniela influyó mucho en ese proceso, que es orgánico.