Los bañistas de una playa japonesa se pusieron fastidiosos con un delfín que nadaba en las costas y el animalito los mordió. Ahora le dicen “cascarrabias” al cetáceo que vive en estado de libertad y no le gusta que lo toquen.
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“Entendemos que hay ciertas partes del cuerpo donde a los delfines no les gusta que los toquen, como la punta de la nariz y la aleta trasera”, explicó Masaki Yasui, funcionario del departamento de promoción turística al conocer que al menos una decena de personas han reportado mordiscos leves de un delfín.
El funcionario dijo que ha visto varios videos publicados en redes sociales donde se mostraba que “varios bañistas habían estado tratando de tocar al delfín en esas áreas”, citó UnoTV.
Desde lejitos
Para no causarle daños al animalito y dejar que los visitantes aprovechen el verano en la playa, se ha recomendado que no se acerquen al delfín.
Las autoridades coinciden en que los diferentes reportes de mordidas son obra de un solo ejemplar, dijo Yasui a la AFP. “Los delfines tienden a ser considerados lindos, pero si te acercas a los delfines salvajes sin cuidado, podrías ser mordido y lesionado”, advirtió la policía de la prefectura de Fukui en una publicación de Twitter.
Inteligentes y amistosos
El delfín es un animal social, que comparte su vida con varios individuos con los que conforma una familia, reseña Definición. En las zonas en las que abundan los alimentos, cada familia puede tener más de mil integrantes.
“Esta especie puede crear lazos sociales muy estrechos, que se comparan con lo que nosotros denominamos amistad, y esto se ha deducido de diversas situaciones; por ejemplo, es común que un delfín ayude a un compañero herido a llegar a la superficie. Cada individuo posee un nombre propio, que los demás pueden pronunciar para llamarlo”, citó el portal.
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En España, un delfín bautizado como Manoliño se ha acercado a los pescadores y buzos con la intención de interactuar con ellos, pero en sus intentos ha sido un poco brusco. A un buzo lo tomó por el traje y se lo rompió y de un tirón lo llevó hasta la superficie. En la maniobra le causó una herida, reseñó el Diario de Sevilla.
En este caso, Manoliño parece no estar en manada y está pidiendo que le pongan atención, que jueguen con él, pero es un cetáceo de unos 300 kilos que nada muy rápido y puede ser peligroso. Sobre este caso, lo que se recomienda es alejarse de él aunque se le considera una atracción y le han tomado mucho cariño en las rías gallegas de Muros y Noia.
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