Es conocido por todos que ser adolescente implica atravesar un torbellino de cambios físicos y emocionales difíciles de manejar. Ante este cúmulo de acontecimientos, usualmente el adolescente se cierra y no comunica su situación a sus padres o a algún adulto que sea cercano a él.
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En consecuencia, el joven está propenso a tomar decisiones erradas que, incluso, pueden ir en contra de su bienestar y hasta de su vida, una de ellas puede ser, al tener una visión desproporcionada de su cuerpo, caer en un trastorno alimenticio como la anorexia.
¿Qué es en realidad la anorexia?
De acuerdo a un estudio de la Clínica Mayo, “la anorexia nerviosa, a menudo simplemente denominada «anorexia», es un trastorno de la alimentación que se caracteriza por el peso corporal anormalmente bajo, el temor intenso a aumentar de peso y la percepción distorsionada del peso. Para las personas con anorexia, es muy importante controlar su peso y su figura corporal, y hacen todo tipo de sacrificios que suelen interferir en su vida de forma significativa”.
Las personas que sufren anorexia suelen controlar de manera obsesiva la cantidad de calorías que consumen y utilizar laxantes, suplementos dietéticos, diuréticos o enemas para mantener el peso que creen es el adecuado.
¿Por qué las niñas son más propensas?
La anorexia es más frecuente en niñas porque éstas generalmente se preocupan más por la apariencia de sus cuerpos que los varones.
En ese sentido, las adolescentes tienen una tendencia genética al perfeccionismo y son muy sensibles ante las críticas que otras personas hacen de su cuerpo, en especial si éstas son compañeros de clases o integrantes de sus distintos grupos sociales.
Si notas que un adolescente tiene baja autoestima, hace una dieta demasiado estricta y está insatisfecho con su aspecto, considera la posibilidad de hablar con él o ella acerca de estos problemas.
