Gabriel tiene en su haber aproximadamente 50 exposiciones individuales, más de 300 muestras colectivas, aproximadamente 17 premios, distinciones y menciones especiales. También ha participado en más de 40 selecciones y salones alrededor del mundo. Adicionalmente, su obra pública es muy importante ya que ha desarrollado 19 proyectos, entre ellos, “Cetáceo” en el Museo Marco en Monterrey, México en el año 2009.
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El escultor comenzó su carrera desde que era estudiante e inició con exposiciones y concursos en el año 1978. Actualmente, cuenta con varios premios entre ellos el Primer Premio del XXI Salón de Rotar y en el arte 2015 y 2016, Primer Premio del Salón Gilberto Alzate Avendaño 1982, Primer Premio Universitario de Arte de la Universidad Santo Tomas 1978, Primer Premio Jesús Casagrant en Escultura Abstracta, otorgado por la Asociación de Críticos y Comentaristas de Arte de Florida en Estados Unidos en 1978.
“El fin de la obra escultórica es tenerla en espacios abiertos. La escultura urbana es la representación y la función real. Es un inmueble dentro de la ciudad, es darle la chispa de luz, tranquilidad, reflexión y al mismo tiempo de gusto. Una ciudad que no tenga obras, sean las que sean, es una ciudad muerta, una ciudad gris, sin nada qué pensar”, anota Gabriel cuando se le pregunta por las obras de arte en las grandes ciudades.
Sus esculturas son realizadas en acero inoxidable 304, que es el mejor material para estas obras, actualmente. El 90% de los escultores urbanos lo trabajan, debido a sus propiedades y beneficios, entre ellos que no tiene ninguna afección en materia ambiental o climática. Además, goza de una excelente vejez y tiene una firmeza y elongación únicas.
Actualmente, Gabriel está presentando algunas de sus obras en el Hotel La Fontana y está realizando una escultura en forma de árbol que le fue encomendada para el Centro de Tratamiento e Investigación sobre Cáncer, Luis Carlos Sarmiento Angulo, ubicado en la calle 170 en la ciudad de Bogotá. El árbol será de color violeta y algunos azules. Estas tonalidades también hacen parte de la imagen institucional del centro de investigación y, se busca, dentro de una lógica psicológica, aportar o sugerir tranquilidad y espiritualidad, que para el artista también es primordial, en un contexto de este tipo de centros de atención que tratan estas condiciones.
Adicionalmente, está trabajando en otro proyecto para desarrollar una exposición de formato mediano en el Congreso de la República para mediados de noviembre de 2021. Todo esto, gracias al apoyo de esta institución y del Ministerio de Cultura, con el cual trabaja de la mano para exponer 10 de sus obras el año entrante en Berna, Suiza. Para Gabriel y el grueso de artistas es muy importante la intervención del Ministerio, ya que como dice él, aporta credibilidad y un corte estructural.
Por último, también hará parte de una exposición en Perú – Cajamarca en el mes de noviembre, llamada V Expo Semipresencial Colectiva Internacional, en la cual mostrará parte de su trabajo como escultor.
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Para el maestro Beltrán, como otros muchos artistas, El Covid-19 fue algo que revolucionó las sensaciones de esta época, le sirvió para hacer una reflexión profunda de los que somos como especie humana y como nos relacionamos en comunidad. “La creación también se modifica, la transformación ocurrida en esta pandemia, después de haber hablado con algunos colegas, ha dado nuevas luces de reflexión con respecto a la obra, al color, a la vivencia y otros aspectos”, afirma el artista.
La pandemia ha generado cambios drásticos para el escultor: antes, al momento de trabajar, manejaba unos colores alegres, muy tropicales, ahora a pesar de que siguen siendo tonalidades en la misma esencia, cuentan con una carga sentimental más dada hacia lo interno, la espiritualidad y la esperanza. Así, “Poder explorar y ver cómo somos por dentro, de qué manera nos hemos convertido en seres mucho más dúctiles, mucho más abiertos al conocimiento personal y también comunal, porque la virtualidad y el trajín de todos los días nos vuelve más individualistas y más cerrados a nuestro entorno” afirma Gabriel.
En definitiva, toda esta situación ha sido positiva para el artista, ya que ha cambiado su forma de expresión, debido a la fragilidad que expone estos hechos, para él, el trabajo en sí, lo vuelve mucho más sutil, más aéreo, transparente y volátil. Finalmente, hace esta reflexión: “Para ser más profundos necesitamos más educación, trabajo, ganas de vivir y de sentir, porque todo es relativo y todo se transforma”.