7 metros
de diámetro midió la arepa más grande del mundo que se fabricó el año pasado en el municipio de Ventaquemada.
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Al frente del fogón de leña y amasando la masa a la que pronto le pondrá en la mitad un “puchito” de cuajada, se encuentra la mujer elegida como la reina de las arepas.
Y esta no tiene medidas 90-60-90, ni una cabellera envidiable o está vestida con los tacones más altos o el vestido lleno de cristales Swarovski, más bien lleva un delantal rojo de cuadros, una larga trenza y sus manos reflejan el trabajo de años frente al calor que proporciona esta cocina de pueblo.
Ventaquemada (Boyacá) es la capital de las arepas más ricas del mundo y no es que sea juez para decir que son las más sabrosas, pero estoy segura que si se hiciera una reinado por lo menos queda entre las cinco finalistas.
Boyacá es la tierra de la cerámica, de los balones de futbol, de la mejor leche y quesos del país, y es la tierra de nuestro campeón Nairo Quintana, pero también es el lugar que alberga, entre sus altas montañas llenas de retazos verdes, la arepa más rica del mundo: la boyacense.
Esa arepa es la que provoca comerse con un pedazo de queso campesino, del puro como dirían los papás, y una taza de aguadepanela. Ventaquemada está en el mapa gracias a su producto insignia, le tienen hasta un festival, y en donde el año pasado hicieron la más grande del mundo con la que se espera sea reconocida con denominación de origen.
El gusto por hacer las arepas se nota en su sabor, además son cocinadas con los más altos estándares de calidad porque los fabricantes saben que ese es su sello indiscutible ante el mundo. “Hágale, amase la arepa”, me dice la beldad, que lleva con orgullo el título porque tuvo que armar cientos de arepas en tiempo récord, además de dejarlas en el punto exacto.
Me atreví pero a duras penas le di la forma a la arepa. “El secreto está en la cuajada y la forma de amasarla”, me habla mientras trato de hacer una arepa cuando ella ya lleva tres.
Del fogón al plato
Cada arepa que se sirve en Ventaquemada no es solo un deleite para quien la degusta, también representa un valor económico ya que gracias a este producto viven cientos de familias en el municipio de Boyacá. De hecho, hasta hace cuatro años, la arepa recibió apoyo de la Cámara de Comercio del departamento para impulsarla como un ícono gastronómico. Así fue como se empezó a comercializar la tradicional masa con un logo que la identificara como producto 100% nacional y propia del mercado boyacense.
Ha sido tal el punto de expansión que se comen arepas boyacenses, las originales, hasta en la Costa. Pero para no ir más lejos en el centro de Bogotá y en Chapinero se consiguen fondas, restaurantes y hasta panaderías que hacen las arepas porque vieron en ellas una excelente entrada.
Antes de llegar al plato
La arepa ya llega lista a su plato , solo es darle el mordisco final y disfrutar con su bebida favorita. Pero antes de eso pasa por un proceso en el que se ven beneficiados el municipio, los fabricantes y sus familias, y la economía del departamento.
La idea es que las arepas de Ventaquemada se conviertan en un producto clave para el crecimiento de Boyacá, se han visto cambios significativos en los últimos años, y que ayude a impulsar el turismo del municipio debido a que este es su mayor atractivo.
Festival de la arepa
Desde hace tres años, en octubre, se realiza en Ventaquemada el Festival de la arepa. Para este 2015 llegará a su cuarta versión en la que, si se anima, podrá disfrutar de este producto en todas sus formas y tamaños.
De hecho, el año pasado el municipio decidió fabricar la arepa más grande del mundo en la que usaron más de 600 libras de harina de maíz, más de 300 libras de queso campesino y cuajada, y que midió 7 metros de diámetro. Se cocinó en el parque principal y más de 1000 personas la probaron.
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