La publicidad y las agencias de viaje puede que solo le hayan mostrado algunas opciones. En temporada alta le ofrecen el ‘oro y el moro’ con nombres como Cartagena, San Andrés, Santa Marta, La Habana, Cancún, Miami o Rio de Janeiro. Incluso, sin ir tan lejos, los populares Melgar, Anapoima y la Vega también están muy demandados.
Y aunque sin duda todas esas opciones valen la pena, por esta época el trancón se traslada de aquí, allá. Así que si usted no es amante de las aglomeraciones de gente, el bullicio y los precios altos, quédese aquí, porque a pocas horas de la ciudad hay sitios que lo deslumbrarán.
El paisaje previo parece advertir el nivel de la experiencia que está a punto de vivir. Al salir por el norte de Bogotá, se cambian las estaciones grises de TransMilenio por el exceso de verde y los trancones de carros por algunas bicicletas que, entre otras cosas, dejan ver que el transporte mayoritario de los pueblos sabaneros es el del ‘caballito de acero’.
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Ahí ya puede bajar la ventana de su carro o parar el bus en medio de la nada porque es otro aire, otra vida. El contraste de colores de montañas, cielo y bosque lo hacen olvidar de cualquier responsabilidad de la vida real y lo interna a un universo de infinitas posibilidades.
El Embalse del Neusa, por ejemplo, es una de las maravillas de la zona. Un espectáculo que comienza media hora antes de la llegada, cuando usted preferirá ir a 5 km por hora para ver las mil formas en las que montañas y verde pueden combinarse.
Ya en el embalse, la tranquilidad de ese cuerpo de agua lo invitará a desprenderse de cualquier contacto tecnológico e internarse en los bosques. Allá usted podrá acampar y pasar un fin de semana diferente, rodeado de naturaleza y amigable con su bolsillo.
La sabana la componen pueblos de belleza extrema. En las plazas principales de Tabio y Tenjo usted querrá quedarse a vivir. Además de tomarse un café o probar algún postre típico, estos lugares tienen cerros cercanos en los que el esfuerzo de subir una montaña, será recompensado con un paisaje sin igual.
Visitar las Minas de Zipaquirá, escalar en Suesca y comprar artesanías en el parque de la estación de trenes de Cajicá son actividades que tiene que hacer para completar el tour sabanero.
Es posible que usted, como muchos bogotanos, haya experimentado el salir un domingo en busca de un postre o un restaurante campestre. Pero no se quede con lo obvio, la clave para tener un buen paseo siempre será desprenderse de lo ya escrito e innovar. No lleve reloj ni mucho menos itinerario, sorprenda su creatividad al ser el guía turístico de su viaje.
Sin duda, la Sabana de Bogotá es la viva muestra que la campaña vive Colombia viaja por ella puede ser a menos de una hora de la capital. No es por venderle gato por liebre, ya que con sus propios ojos podrá ser testigo de una verdad verde: a Bogotá la rodea el paraíso.