“Usted va bajando las escaleras, contando. Ha alcanzado el paso octavo, pero usted puede ir mucho más profundo”. Mi guía me está llevando a la hipnosis y en su dirección siento que mi ritmo cardiaco está lento.
Todo esto está sucediendo en una reunión de hipnotizadores (mind hackers) en Warehouse, en el oriente de Londres. El grupo fue establecido el verano pasado por expertos en producir hipnosis. Y ahora tiene más de 30 miembros, no todos calificados, pero el lema consiste en que “todos pueden ser hipnotizadores”.
“Me he convertido un poco en un adicto al trance”, afirma Dave Ingram, un programador de 26 años, quien es uno de los miembros. “Eso para los comentarios en su cabeza y permite que uno se relaje”. Ingram sufre de insomnio y trauma por causa de un atraco. Él le da crédito a la hipnosis por aliviar todas sus ansiedades.
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Un estallido hipnótico puede recrear el efecto de un shot de expreso o de una línea de cocaína. No es tan dramático como el químico, pero usted le está diciendo a su mente que está tomando un estimulante. El efecto placebo es un plus. Los experimentos en un grupo de personas con hipnosis han mostrado un incremento del ritmo cardíaco en sus corazones y después éste ha caído diez latidos al tocarle sus muñeca.
Los hipnotizadores tienen otros propósitos. En sus reuniones tratan de entrenarse para inducir la alucinación o sueños lúcidos. Pero también están en algo más (los hipnotizadores se han convertido en una tendencia internacional, con clubes en ciudades en toda Europa y Norte América). Expertos en seguridad están preocupados en que la hipnosis se convierta en el nuevo ‘hackeo’ de computadores, con gente ilegal ‘hackeando’ otras mentes.
El psicólogo Tom Stafford, quien escribió el libro ‘Mind hackers’, dijo a METRO INTERNACIONAL que no existe ningún problema con amateurs que estén experimentando en el tema. “La alegría de la psicología es que todo el mundo tiene acceso al material crudo. No hay un arte secreto para investigar su mente”.
Kieron Monks-Metro World News