¿Es mejor romper con el contacto cuando se termina una relación? ¿Es posible ser amigos y no sentir celos o incertidumbre? Tal vez, pero desde que existe Facebook la tarea de ignorar lo que pasa en la vida de esa expareja se hace cada vez más difícil. Puede deberse a la forma en la que la vida de las personas está expuesta en las redes sociales, o puede ser por la interpretación que cada quien le da a lo que ve en las cuentas de los demás usuarios, lo cierto es que las relaciones y los sentimientos de las generaciones que crecieron con Facebook tienden a ser mucho más impersonales que las relaciones de antaño.
Antes, la ansiedad de encontrarse con esa persona surgía con la noticia de una reunión, o una fiesta, o un evento con personas en común. Hoy en día, el llamado stalking es tan impersonal y accesible que el carrusel de emociones se desata de manera individual y en la soledad de una pantalla.
Un estudio realizado por profesoras de la Universidad de Ohio y de Wittemberg, en Estados Unidos, en más de 150 hombres y cerca de 180 mujeres, encontró que el alto nivel de ansiedad y el miedo son los factores que llevan a “espiar” a la expareja, todo esto enmarcado en preocupación, complejo de inferioridad y mal interpretación de lo observado en el comportamiento de la gente en las redes sociales.
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Otro descubrimiento es que el espiar no satisface del todo la ansiedad que genera la incertidumbre, sino que la agrava.
La credibilidad dada a lo expuesto en las redes no genera certezas sobre lo que sucede, y eso dispara la ansiedad.
El estudio concluye que al espiar a sus exparejas o amantes, los usuarios están más propensos a interpretar de manera negativa un contenido ambiguo, lo que crea más conflicto o tensión en la persona.
En cambio las personas que aseguran estar en relaciones fuertes y se sienten seguras consigo mismas y sus parejas, encuentran más fácil el proceso de desapego y llegan a tener una percepción positiva de ellos y negativa de los otros, no son tan propensos a espiar a sus parejas o exparejas.