Actualmente ningún funcionario de la Secretaria de Cultura, Recreación y Deportes de Bogotá usa Word en su computador. El hecho, más allá de ser una simple decisión tecnológica, tiene un profundo significado en la historia digital del país.
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Quizás, por primera vez, una entidad pública realiza todas sus actividades gracias al software libre y el código abierto, en una decisión que impacta el presupuesto de la entidad – ya que disminuye costos de inversión y operación – y cambia los modelos como se concibe la tecnología al servicio de las entidades públicas.
El concepto de software libre nace a comienzos de los años 60 con Richard Stallman y desde entonces ha hecho carrera como un modelo tecnológico que varios países han adoptado como política pública.
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“El software libre respeta la libertad del usuario y la solidaridad social de la comunidad que lo usa. Los programas que son privativos mantienen a sus usuarios en una prisión. Con ellos no es posible compartir, los usuarios no tienen el control, no pueden saber realmente qué están haciendo”, afirmó Stallman en una de sus explicaciones, sobre la importancia de este modelo.
Más allá de las ideas filosóficas alrededor del Software Libre hoy se pueden ver una serie de beneficios en la Secretaria de Cultura que hacen pensar que este modelo es viable y debería ser replicado en otras oficinas públicas.
La historia
Pasaron ocho años para que la entidad del distrito lograra usar totalmente software libre. En el año 2003, bajo la administración de Antanas Mockus, y con las ideas del ingeniero Fabio Sánchez comenzó la transición.
Luego de mucho trabajo, fomento del conocimiento compartido y capacitaciones a los funcionarios todo el sistema de la entidad quedó bajo el sistema operativo Linux.
Hoy para el buen desarrollo de la entidad se usa Open office para hacer cartas y bases de datos, Firefox para navegar por Internet y el sistema de correos electrónicos se gestiona con Evolution. Todos estos sistemas son gratuitos lo que implica ahorros en los presupuestos de las entidades públicas que pueden pensar en invertir ese dinero en el cambio de computadores o en las misiones principales de la entidad.
El debate
Hoy en Colombia el uso de software propietario es generalizado en casi todas las entidades públicas. Como ejemplo, aún no se entiende cómo se pueden gastar 87 millones de pesos en licencias de software que pueden salir a precios muy reducidos o casi que gratis.
Luego de esta victoria de las comunidades de software libre el ingeniero Sánchez concluye que dentro de la gestión pública se puede contribuir al desarrollo de la ciudadanía. “ Se reducen los gastos, en vez de pagar licencias a casas productoras de software extranjero se contrata soporte con nacionales lo que genera trabajo”, afirmó a Publimetro.CO
Aunque no es posible determinar con exactitud el costo del ahorro de la Secretaria debido a que fue un proceso de varios años ya es posible afirmar que al menos en software de oficina como Word, no se gastarán los 200 ó 300 mil pesos que puede costar su uso en cada computador.
Aunque no es fácil el cambio de un software propietario a uno libre, y no en todos los casos funciona por cuestiones de interoperabilidad, la Secretaria de Cultura demostró que sí es posible apostarle al ahorro y conocimiento generado por este modelo.
Brasil fue uno de los primeros países de la región que tomó la decisión política de usar software y código abierto y en el 2008, se ahorraron 1.678 millones de dólares. Esta decisión les generó un conflicto con el gigante Microsoft.
Por su parte el alcalde Gustavo Petro, desde el año 1994, ha sido uno de los convencidos de este sistema y es por eso que el pasado viernes trinó desde su cuenta en Twitter que la entidad distrital lograba realizar sus operaciones gracias al software libre.
Justamente en este punto es donde queda la pregunta acerca de la política pública nacional frente al software libre que en términos de costos y construcción de conocimiento está demostrando que puede ser una mejor elección que el software pago.
Camilo Andrés García
@Hyperconectado
camilo.garcia@publimetro.co