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El ‘mensaje’ oculto del acné

Conocido como un problema de la piel, algunas veces expresa el deseo de aislamiento, la incomodidad al ser observado o la necesidad de una buena dosis de amor propio.

La piel es la frontera entre el cosmos interno y externo. Es el límite que separa lo íntimo de lo público y, al mismo tiempo, es la superficie en la que se proyectan las emociones: deseo, vergüenza, miedo, estrés, ansiedad.

En particular, el rostro es la carta de presentación, la imagen e identidad con la que las personas se dan a conocer en el mundo

Los granitos en la cara parecen avisar que hay una energía novedosa  gestándose en el interior, y que a su vez se está reprimiendo.

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Por eso aparece en la adolescencia, justo cuando se deja  atrás la niñez y nos la gente se encamina  a la madurez. Es la etapa en la cual se estrena una  identidad; cuando una nueva energía sexual comienza a surgir y al reprimirla,  el acné aparece sin poder evitarlo. Entre más incómodo  resulte crecer para la persona , más visible será la máscara de granos que esconderá el  desarrollo de cada quien.

El acné es una especie de escudo que parece decir: “No se me acerquen, no me agredan, no me observen, no me amen, no me toquen… Déjenme a solas”.

El psicoterapeuta estadounidense Milton Erickson (1901-1980) sanó el acné de un paciente ordenando deshacerse de todos los espejos de su casa. No prestar atención a la imagen que proyectaba al exterio,r disminuyó el estrés del joven.

Para curar el acné, se debe vencer el deseo obsesivo de ser hermosos. El cuerpo pide a gritos reconocer la belleza particular. 

El mapa del cuerpo

El simbolismo de la ubicación de los granos:

·Frente: rechazo a uno mismo.

· Nariz del hombre: rechazo a la propia masculinidad.

·  Mentón de la mujer: rechazo a la propia feminidad.

·  Espalda: rechazo a las responsabilidades por temor a no poder responder a ellas.

·  Pecho: temor a no satisfacer las expectativas de los demás, o bien sentirse responsable de la felicidad ajena.

·   Repartidos por la cara: vergüenza por las pulsiones incontroladas.

Conózcase a sí mismo 

Observarse y analizarse sin juicio, para responderse a uno mismo con amor, es el comienzo rumbo a la curación.

·  A mi personalidad tímida, ¿le falta confianza y madurez?

·   ¿Tengo miedo al juicio o a las miradas de los demás?

·   ¿Por qué me siento incómodo de que me miren, se me acerquen o me toquen?

·   ¿Cómo vivo mi sexualidad: la disfruto o me avergüenza?

Estas preguntas pueden ayudar, en el ámbito de la reflexión, a frenar la ansiedad y la inestabilidad emocional interna.

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