Los familiares de uno de los 44 tripulantes del submarino argentino ARA San Juan, desaparecido en el Atlántico desde hace 11 días, esperan con angustia saber si «está vivo o falleció», y, con la «gota de esperanza» que aún les queda, recuerdan cómo le decían que conocía el buque «mejor» que su casa.
«La esperanza se va perdiendo, pero hasta que no aparezca algo que me diga.. ‘están o no están’… estamos en un punto de incertidumbre que no sé si estoy de velorio o de esperanza, o que en cualquier momento tengo un notición y hacemos una fiesta», explica Carlos, hermano del teniente de navío Fernando Mendoza.