La definición de lo que importa un futbolista en muchas ocasiones -o su memoria- lo dejó patente el presidente del Atlético Paranaense, Mario Celso Petraglia, que decidió rendirse a su propia estupidez al enterarse del suicidio del “Morro” García, delantero uruguayo que anduvo por el equipo brasileño a comienzos de la década pasada.
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Petraglia, un directivo de esos con los que nadie querría firmar un vínculo contractual, empezó a hablar sobre el malogrado futbolista que se quitó la vida descerrajándose un disparo en la cabeza con apenas 30 años de edad. El pope del Paranaense empezó a escribir sobre el jugador y escribió que García fue “¡La contratación más cara de la historia de Paranaense, llegó con sentencia por consumo de cocaína y una lesión en el pie! Rescindimos con el deportista sin coste alguno, no pagamos el 50% faltante de la compra, devolvimos los derechos patrimoniales y recuperamos 1 millón en efectivo”.
Agregó algo que se da mucho en la política actual, en todos los frentes, en donde lo que pasa a los pies de los que mandan poco o nada importa, sino que lo verdaderamente relevante para esos personajes es ganar sus pugnas. Es sentir que ellos tienen la razón. Continuó entonces su diatriba el sujeto con la siguiente sentencia: “»Después de la venta de El Morro, recibiríamos + 1.0 millón, ¡sin talento, ni mercado! ¡La prensa amistosa de esa gestión nunca tocó este tema! ¡Nos cobran por contratar pequeñas cantidades que no funcionaron! Realmente sentimos el triste final de este chico que siempre fue problemático«.
La negrilla tiene que ver con eso: con esos cobros políticos que hacen imbéciles de la estirpe de Petraglia. Para el año 2011 el presidente del Paranaense era Marcos Malucelli, cuestionado por varios fichajes, incluido el del “Morro” y enconado adversario de Petraglia en las movidas del club. Para esos tiempos Paranaense perdió su cupo en primera división, aunque regresó al año siguiente, sin embargo, es evidente que Petraglia, opositor político de Malucelli, usó un cadáver todavía tibio con el único fin de lanzar un dardo a un adversario de antaño. Esa actitud hace recordar a varios políticos de espanto que componen nuestra vida nacional.
¿Para qué usar un muerto en una disputa añeja entre dos? ¿Por qué obviar que el paso del “Morro” por Brasil fue en parte uno de los momentos que hizo recrudecer la depresión que terminó quitándole la vida tiempo después? ¿Por qué para señalar cierta prensa partidista había que fomentar el uso de tan bajo recurso?
Simple: a ningún dirigente le importa tirar mierda a sus adversarios, al costo que sea. Así tengan que usar un cadáver para decir que ellos sabían más que los que los antecedieron. Petraglia explicó que no se malinterpretaron sus declaraciones y que por eso borraba los tweets.
Olvida Petraglia que aún la memoria existe.