Después de muchas especulaciones, finalmente se conoció la alineación del Team Ineos (antes Sky) de cara al Tour de Francia. Esto no es una noticia menor de cara al Tour, no solo porque en él milita la gran esperanza de Colombia al título, sino debido a que estamos hablando del equipo que ha ganado siete de los últimos ocho Tours. El único que fue capaz de interrumpir esa impresionante racha fue el Tiburón del Estrecho, el gran Vincenzo Nibali, como capo del equipo Astana en 2014.
A principio de temporada parecía que este año iba a ser el de mayor dominio del Team Ineos, porque de los mencionados siete títulos del equipo, seis se encontraban en carrera: Christopher Froome (4), Geraint Thomas (1) y Egan Bernal (1). Parecía un tridente indestronable y una escuadra muy sólida. Eso sí, esa sensación era previa a empezar el Critérium Duaphiné, porque, al terminar esta carrera, sólo han quedado dudas sobre el rendimiento del equipo y preocupación. Desde enero se hablaba de que el reto de Ineos era lidiar con un equipo con tres líderes por derecho propio. Hoy la pregunta es si tienen ocho corredores con verdadero nivel y forma para afrontar el Tour que empieza en poco más de una semana.
Normalmente, el antiguo equipo de Sky, hoy Ineos, llegaba al Critérium Dauphiné con el equipo listo, a terminar de afinar la forma física y a tomar confianza y, conscientemente, arrasaba. Y es que, terminar el Dauphiné un par de semanas antes del Tour, ha servido las últimas dos décadas como ensayo general de la gran ronda francesa.
Pues bien, este año todo salió al revés para el Team Ineos, porque, al terminar Dauphiné, tiene más dudas que certezas. El primer gran interrogante era si Thomas se encontraba en el nivel de los últimos ocho años. De ser el último gregario, la segunda espada del equipo, el hombre que acompañaba al capo casi hasta meta, pasó a ser un hombre que se queda antes de los últimos 25 km y que ha aportado más en el plano que en la montaña. Por supuesto, lo de Froome también llama la atención, pero es menos sorpresivo porque venía de una lesión que casi lo saca del ciclismo. Entonces, que no se encontrara en buena forma era relativamente esperable.
Un tercer aspecto que resulta llamativo es la falta de comunicación del equipo. El tren del Sky antes desbarataba cualquier resistencia y hoy sólo logra desbaratarse a sí mismo. En las carreras de reinicio de temporada hemos visto cómo la falta comunicación del equipo ha hecho que en ocasiones saquen de punto hasta a su propio líder.
Las dudas que transmite Ineos sobre la carretera se acentúan con el poderío que ha demostrado Jumbo Visma, su líder Roglic y lo que promete Dumoulin. El Jumbo ha evidenciado tener los hombres más fuertes en la montaña hasta el momento y, fuera de eso, ya es conocido su poderío en el plano y en la medía montaña.
Entonces, en la pelea pactada entre el campeón vigente y el retador, el Ineos transmite muchas dudas y el Jumbo muestra mucha solidez.
A todo esto se suma que el equipo inglés nos ha sorprendido sacando sus grandes figuras de los últimos años que, además, son la cuota británica de su equipo. En remplazo han ingresado dos ex Movistar a la nómina que va al Tour: Andrey Amador y Richard Carapaz, que pasa a ser la segunda espada el equipo. Estos cambios demuestran que los dirigentes de Ineos tienen manejo y que su objetivo es el Tour sin importar lo que les toque sacrificar. Pero también demuestra que el Dauphiné les dejo muchas dudas y que la carrera que antes servía para dar tranquilidad y confianza al equipo, en esta oportunidad dejó un mar de dudas.
Creo que este golpe de mano da un mensaje muy claro de que en el Ineos se cumplen las órdenes y que mandan los técnicos y no los ciclistas, pero también de que este no es el tren de otros años y que hay un rival que pinta más poderoso.
Interesante pinta el Tour que no tiene un dominador claro y que, por el bien del espectáculo, pero no para los intereses de Ineos, parece que viene una pequeña revolución contra el equipo que ejercía un dominio tiránico.
Ernesto Ortiz @acerocaballito